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El astrolabioBieito Rubido

Que el pueblo tenga voz de nuevo

Están pidiendo convocatoria a urnas políticos y periodistas que apoyan a un señor, un tal Sánchez, que perdió las elecciones y que es incapaz de sacar adelante los presupuestos anuales desde 2023

Ahora resulta que la izquierda española –supongo que no todos son iguales– reclama que haya elecciones en la Comunidad Valenciana, tras el abandono del cargo de presidente por parte de Carlos Mazón. Un abandono que viene dado por el linchamiento sin precedentes de una parte de la población a la que lo que menos le importan son los muertos de la dana. Esa izquierda exige elecciones y argumenta que no se puede dejar en manos de Vox la gobernabilidad de esa autonomía. ¡Menudos demócratas! Para estos valen los herederos de los terroristas o los golpistas de Junts, pero no los votantes de Vox. Así entienden la democracia. En realidad, estamos ante la expresión más antidemocrática que se recuerda desde que tenemos elecciones libres desde 1977. Sánchez ha logrado, con su perniciosa personalidad, proyectar sobre una parte de la sociedad española unos valores profundamente antidemocráticos.

Volvamos a las elecciones de Valencia. Están pidiendo convocatoria a urnas políticos y periodistas que apoyan a un señor, un tal Sánchez, que perdió las elecciones y que es incapaz de sacar adelante los presupuestos anuales desde 2023. El mismo que lleva cerca de un centenar de votaciones perdidas en el Congreso. El mismo que tiene en el banquillo a uno de sus manos derechas y al siguiente en la cárcel. Es el mismo cuyo hermano también está procesado y su esposa pentaimputada. Para colmo de desgracias, se apoya en un partido como Bildu, cuyos dirigentes hasta hace nada se dedicaban al terrorismo –ahora va a resultar que Otegui no era terrorista–, y que tan solo tiene 333.362 votos, es decir el 1,36 por ciento de los sufragios. O que dependen de Junts, que tan sólo cosechó 392.634 papeletas a su favor, es decir, el 1,60 por ciento. Con estos mimbres, se atreven a pedir elecciones en Valencia y no en España. ¿Hay alguien por ahí, en la siniestra orilla de la extrema izquierda, que nos pueda ofrecer una explicación convincente al respecto? Por si sirve de algo, en esas mismas elecciones, en julio de 2023, Vox alcanzó el resultado de 3.033.744 votos, un 12,39 por ciento. ¿En qué página del manual de democracia dejaron de leer quienes continúan mirando para otro lado ante la ingobernabilidad que España padece a manos de la más extremista versión del socialismo? Así que quien no quiere convocar elecciones en el conjunto de la nación se siente legitimado a exigirlas en la Comunidad Valenciana. Como dije más arriba, vivimos en uno de los tiempos en que la palabra democracia ha perdido todo su valor. Solo hay un culpable, aunque lo secunden fanáticos ciegos, oportunistas, seguidores por interés, acríticos y fieles sin voluntad.

Pedro Sánchez, ese hombre incapaz de ganar unas elecciones, dejará una herencia corrompida y descompuesta. Lo peor de esa herencia será, ya está siendo, la polarización y el encabronamiento político entre los españoles. Sánchez saca lo peor de la ciudadanía. Nos ha radicalizado a todos porque, como muy bien dijo Carlos Mazón el lunes pasado, es una mala persona.

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