Fundado en 1910
Post-itJorge Sanz Casillas

La rebelión de las 'Charos' contra El Debate

La violencia contra la mujer se combate con policías y pulseras que funcionen, no con informes ridículos escritos en papel violeta

El Instituto de las Mujeres, dependiente del Ministerio de Igualdad, ha publicado un informe según el cual utilizar el término 'Charo' es misógino y forma parte de la «cultura del odio». Para ilustrar su documento, además de una bibliografía 'selecta', pone como ejemplo una columna de Luis Ventoso en este periódico, atribuyéndole, además, unas palabras que no son suyas.

Todo comenzó porque, un día, llegó a este periódico una carta procedente del Instituto de las Mujeres en la que nos abroncaban por una publicidad titulada «¿Cuánto debes pagar a una señora de la limpieza por limpiar tu piso? Estos son los precios». Se da la circunstancia de que este anuncio era en realidad publicidad programática, es decir, de las que te muestra cualquier página web en función de tus búsquedas e intereses. Pero la moralina nos cayó igual, y nos acusaron de estar «transmitiendo estereotipos discriminatorios» y «contribuyendo a perpetuar la segregación horizontal (...) entre mujeres y hombres en el ámbito laboral», signifique eso lo que signifique.

A nosotros nos dio la risa y Luis, que supera en lecturas e inteligencia a cualquier titular anterior del Ministerio y del famoso Instituto, les dedicó la columna que ha servido para ilustrar el informe sobre las 'Charos'.

Obviando el señalamiento (del que ya hablaremos en otro momento por su gravedad), resultan grotescas las actividades a las que dedica el personal y el dinero el Ministerio de Igualdad. Como las cifras de violencia contra la mujer no menguan (sino que en algunos tipos penales incluso aumentan) tenemos un cortijo abierto a razón de 525 millones de euros al año. Y para llenar su figura de contenido, necesitan destinar el tiempo y los recursos a este tipo de actividades lúdico-recreativas.

Puede que el término 'Charo' sea ofensivo, pero no lo es mucho más que cayetano, señoro o cuñao. Tampoco lo es más que el adjetivo fascista, al que mucha gente común nos enfrentamos a diario. Gente que, por otro lado, no tiene las pulsiones totalitarias de los integrantes, integrantas e integristas del Ministerio de Igualdad.

Yo entiendo el término 'Charo' como el equivalente femenino del cuñao. Y además presentan características comunes, pues son personas que anteponen, por norma general, su ideología a la razón, incurriendo a menudo en el negacionismo. Las charos negaron que el 'solo sí es sí' estaba mejorando la situación procesal de cientos de violadores, como se acabó demostrando. Las charos negaron que las pulseras antimaltrato fallaban, como las víctimas denunciaron. Y las charos niegan que la población extranjera cometa, en proporción, muchos más delitos contra las mujeres que la población local. Y todo porque anteponen la ideología (y el partido) a la realidad de las cosas. Ese negacionismo alcanzó cotas ridículas incluso durante la pandemia del coronavirus, cuando la hoy titular del Instituto de las Mujeres aseguró que el machismo mataba mucho más que el COVID-19.

Alguien debería decirles que la violencia contra la mujer se combate con policías y pulseras que funcionen, no con informes escritos en papel violeta.