Guardiola lo clava
Tendríamos a la habitual burbuja político-mediática de lo que tan injustamente llaman «la derecha» reproduciendo de manera compulsiva un gatillazo en dos fases
Pues nada, que sigan haciendo ‘michavilas’, que les están funcionando muy bien. Y una vez desenmascarada la operación propagandística masiva por la cruda realidad, entréguense al autoengaño. Primero me engañas a mí y luego te engañas a ti. Las gallinas que entran por las que salen. Con la mentira son muy justos. Es sabido que, después de unas elecciones, hasta el más contrariado por lo fáctico es capaz de leerlo todo como un triunfo. De grado, si el que lee está loco, o por fuerza, si el que lee debe dar la razón al poder, pueseestá pillado, vive de eso, o viven de eso los suyos. Todos comprendemos la necesidad. Así, tendríamos a la habitual burbuja político-mediática de lo que tan injustamente llaman «la derecha» reproduciendo de manera compulsiva un gatillazo en dos fases.
Primera fase: la propagandística, siempre disfrazada de demoscopia, de ciencia, pero con formas mejorables, del tipo «vas a ver tú lo que es bueno, estoy que me salgo». Segunda fase, el autoengaño postelectoral; es decir, una nueva operación de propaganda (y agitación en casos perdidos) dirigida esta vez hacia dentro, hacia el propio partido fláccido. Incluso hacia la mente del, digamos, analista, que no dará su brazo a torcer, así caigan chuzos de punta. Chuzos como votos que no han venido, chuzos como votos que se te han ido.
O sea, después de hacer otro «Michavila» y volver a fracasar (no alcanzar tus objetivos), toca hacer un «Derrida», y así la realidad solo es relato. Cada cual se puede contar a sí mismo los cuentos que desee, mirar a través de un cristal rosa su estropicio. Pero tío, qué pesada es la realidad, qué inapelable. Dejen de engañar a Guardiola sus amigos, que bastante engañada viene de serie. No le alaben la torpeza, no vaya a ser que siga llamando «señoros» a los de Vox cuando se tenga que volver a sentar a hablar otra vez con ellos. No vaya a ser que se crea los extemporáneos elogios y vuelva a llamar turista a un español que pisa Extremadura.
A lo mejor ella misma, motu proprio, sin esas ayudas, iba a reconocer que su objetivo era el que todo el mundo sabe, el que había dejado ver antes de los comicios con claridad: reforzar su posición y debilitar la de Vox. A lo mejor, sin auxiliares mediáticos iba a ser sincera y confesar lo obvio para no hacerse más daño: que en modo alguno ha alcanzado su objetivo, que le ha salido el tiro por la culata. Que con el peor candidato socialista del mundo, que ya es decir, ha perdido diez mil votantes. ¡Es que ha habido mucha abstención! Claro, claro, pero Vox ha subido cuarenta mil. Operación fallida. Guardiola apuntaba el dardo al centro de la diana, pero se lo ha clavado en la nuca al camarero. No sé qué están haciendo todos esos que aplauden a rabiar y gritan: «¡Lo ha clavado! ¡Bravo, bravo!» Espero que estén de broma.