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25 de abril de 2024

Cartas al director

El latido no engaña

En un sistema democrático la pluralidad política e ideológica deben estar garantizadas, a pesar de las formaciones políticas que solo admiten una opinión unilateral y única.
Ejercer las competencias transferidas a las comunidades autónomas no debiera ser, en principio, objeto de polémicas. Que un grupo político componente de un Gobierno regional desee fomentar la maternidad e incluso protegerla y defenderla, según su ideario programático con el que se presentó a las elecciones, no tiene por qué crear ningún conflicto. Ya sabemos que los programas de los partidos son para no cumplirlos. La mayoría son para engañarnos. Pero el embrión no engaña; tiene latido.
La Constitución establece en el artículo 15 el derecho a la vida y a la integridad física de todos. Debería ser inconstitucional el aborto según este artículo y sobre todo cómo está legislado. ¿No será por eso que lleva más de 12 años sin pronunciarse el Tribunal Constitucional? ¿A quién protege, a los cien mil seres que no nacen al año? ¿O a las menores de edad? El aborto, pues, es cancelar una vida humana para resolver un problema de intolerancia incontenida e intereses económicos del progreso mal entendido.
La polémica la ha generado un político nuevo regional que no ha sabido explicar ni responder con claridad en qué consisten esas pruebas de ecografía 4D que dé mas información a esa madre en gestación de un ser humano y pueda sentir el latido del corazón. Y la haga así más libre y capaz para adoptar voluntariamente una resolución acertada, dentro de la ley vigente. A una mujer no se le puede obligar a hacerse ninguna prueba. La ley del aborto la protege, y las leyes son para cumplirlas todas y todos. Aunque estén mal hechas. Para eso está el Parlamento, para cambiarlas.
Este debate que se ha creado en estos momentos es tan absurdo que solo se puede entender desde el manoseo político para meter un ruido de protagonismo que en estos momentos no caben. Solo ha sido ruido.
La vida y la muerte solo han llevado –y llevaran– a la humanidad a una decadencia moral de la que será casi imposible recuperarse…

Maximo de la Peña Bermejo

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