Cartas al director
Viajar, un fiasco seguro
El viejo refrán que asegura que a perro flaco todo son pulgas parece cobrar especial relevancia para un Gobierno al que tras entrar en 'shock' por el encarcelamiento del diputado y exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, los problemas se le multiplican en diversos ámbitos. Si el lunes el AVE protagonizaba el enésimo incidente, con cientos de viajeros parados en medio de la nada entre Andalucía y Madrid por una avería y unos 25.000 afectados por los retrasos, el problema se trasladó apenas dos días después al aeropuerto de Madrid-Barajas, donde cientos de pasajeros quedaron atrapados en plena operación salida tras un fallo en el sistema de control de pasaportes.
Aunque ambos incidentes no tienen correlación alguna entre sí, evidencian la situación de fin de ciclo que persigue al Ejecutivo de Pedro Sánchez a año y medio teórico de las próximas elecciones generales. El apoyo que aún le prestan los partidos que le auparon a la investidura está permitiendo que el Gobierno se mantenga en pie, aunque tambaleante, desde el punto de vista político. Sin embargo, este precario sostén no evita que la situación de zozobra que se vive tenga un reflejo directo en la gestión. La situación es muy parecida a la del barco que encalla y en su interior se propaga la idea del inexorable hundimiento. Aunque el naufragio aún no se haya producido, nadie es capaz de mantener una mínima calma y el desorden habita en su interior.
Pedro Sánchez fía su futuro político al resultado del Comité Federal que ha convocado para este fin de semana y en el que promete dar «la respuesta que merecen los españoles» pero esperamos acciones más contundentes que las simples disculpas o la promesa de que nadie en el Gobierno era conocedor de las andanzas de Santos Cerdán. El tercermundismo del transporte requiere también que algún ministro afín a las redes sociales se vaya para siempre.