Martirio escondido pero fecundo

Según Open Doors, 4.476 cristianos han muerto por serlo en 2024 (12 al día, 1 cada 2 horas); 4.744 han sido apresados y 7.679 iglesias y propiedades cristianas han sido destruidas.

Es espeluznante. ¿Por qué?, ¿qué mal hemos hecho?, ¿por qué ese odio a nuestra fe? ¿Quién les tienta?, ¿por qué no detienen a los asesinos?

Seguramente ni siquiera los cristianos de a pie, ni incluso los consagrados, conocen estos datos. Y eso que se supone que son hermanos coetáneos nuestros.

¿Qué pasaría si esto le sucediera a la comunidad musulmana o judía? ¿No saldría en los medios de comunicación? ¿No habría represalias? A los cristianos, Él, ejemplo de martirio, nos enseña a poner la otra mejilla y perdonar, y su cruz es símbolo de amor oblativo. Este es el único camino para que los asesinos se arrepientan y la violencia detenga su círculo de muerte.

Sin embargo, misteriosamente se puede sacar bien del mal, porque también hay belleza en el martirio, ejemplo para los jóvenes y semilla para el crecimiento de la Iglesia. Ellos ya descansan en Él, que es el fin de todos.

Pese a la persecución, la Iglesia sigue evangelizando sabiendo que las fuerzas del mal no prevalecerán, porque Él está con nosotros hasta el fin del mundo.