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18 de abril de 2024

En primera líneaRafael Puyol

Fútbol y política

Lo que realmente nos falta son líderes que lleven a la práctica algunas de las proposiciones 'cholísticas' para reforzar la maltrecha esperanza, promover la cultura del esfuerzo, favorecer el funcionamiento de las cosas, conducir al país por el camino de la recuperación y luchar cada día para conseguirlo

Actualizada 09:55

Tres frases rotundas forman parte de mi bagaje literario balompédico. Del mío y del que almacena mucha otra gente al haberse viralizado las sentencias y convertirse en referentes del imaginario colectivo del deporte rey. La primera tiene ya muchos años. Se atribuye a Helenio Herrera (aunque él lo negó), quien en 1959 dijo antes de un partido con el Betis que su equipo, el Barcelona, le ganaría sin bajarse del autobús. Así sucedió por el tanteo de 2-5, lo que contribuyó a que el equipo catalán ganara la liga ese año. Más allá de la verdadera autoría de esa perla, la frase ha quedado como expresión de una cierta soberbia, de una actitud supremacista, de la superioridad absoluta de un equipo que se impone a sus rivales con suma facilidad. Es equivalente a «ganar por goleada», sin esforzarse, casi sin sudar la camiseta, pero entraña una actitud provocadora y despectiva y denota un cierto aire de chulería. Como la que tenía 'HH' que era un entrenador genial, pero con frecuencia polémico y a menudo bocazas.
El segundo proverbio de mi cuadro de honor es el que pronunció Vujadín Boskov en 1979: «Fútbol es fútbol». Ciertamente es una frase comodín que vale para cualquier cosa. Sirve para consolarse con la derrota, alegrarse por la victoria, invocar la paciencia ante la adversidad o justificar la imprevisibilidad. Tiene la condición de frase tautológica y se inscribe en el catálogo de las obviedades junto a sentencias como las de «yo soy el que soy» o «la rosa es la rosa». Boskov, que destilaba sabiduría futbolística, no se complicaba la vida al expresar sus convicciones. Tenía claro que «ganar es mejor que empatar» o que «empatar es mejor que perder». Y fue un precursor del cholismo cuando afirmaba aquello de que «punto es punto».
Ilustración: Simeone

Paula Andrade

La tercera sentencia de mi podio es precisamente la de Pablo Simeone, 'el Cholo', que más allá de su frase emblemática más repetida, «partido a partido», ha formulado un auténtico manual de filosofía balompédica. Sus ideas son cartesianas: claras y sencillas. Recuerden algunas de sus frases más granadas: «Siempre hay que creer»; «voy a muerte con mis jugadores»; «el esfuerzo no se negocia» ; «este equipo es un bloque». El «siempre hay que creer» alimenta la esperanza en una sociedad cansada y descreída de sus instituciones y sus representantes. El «voy a muerte con mis jugadores» significa la fe que se deposita en ellos y la confianza que se les otorga. El «esfuerzo no se negocia» es un compromiso de exigencia para el buen funcionamiento de las cosas. «Este equipo es un bloque» enfatiza las virtudes del trabajo colectivo al servicio del bien común. Y el «partido a partido» es la expresión del empeño permanente, de la lucha constante, del ir paso a paso, del «golpe a golpe, verso a verso» machadiano o de su «se hace camino al andar».
De los tres personajes mencionados y de sus frases «estrella» se pueden deducir algunas enseñanzas útiles para la complicada vida política de nuestro país. La suficiencia de la frase herreriana (o de quien sea) parece presidir el comportamiento de algunos líderes que conjugan con primor la primera persona del singular y no se andan con chiquitas a la hora de tomar decisiones. El yo, mi, me, conmigo (o contra mí) preside unas actuaciones en donde «los otros» no pasan de la condición de figurantes. Ciertas intervenciones durante la pandemia o el reparto actual de los fondos europeos ejemplifican esa actitud herreriana que habría que extraditar del modus operandi de los representantes del pueblo. Tampoco el «fútbol es fútbol», es decir el «esto es así porque es así» de Boskov, que se puede interpretar como un cierto fatalismo y un sentimiento de resignación que conduce a la inoperancia, debería ser lema de nadie y guía para la actuación en política. Lo que realmente nos faltan son líderes que lleven a la práctica algunas de las proposiciones cholísticas para reforzar la maltrecha esperanza, promover la cultura del esfuerzo, favorecer el funcionamiento de las cosas, conducir al país por el camino de la recuperación y luchar cada día (cada partido) para conseguirlo.
  • Rafael Puyol es presidente de UNIR
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