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18 de mayo de 2024

En primera líneaRafael Puyol

Más azules que rosas

Por razones no bien dilucidadas todavía nacen, en el mundo más varones que mujeres. Ahora bien, la diferencia inicial de 105 hombres por cada 100 mujeres va diluyéndose a lo largo de los años

Actualizada 01:24

Cuando mi mujer me anunció el embarazo de nuestro primer hijo, quise ofrecerle un regalo simbólico. Me fui a unos grandes almacenes y pedí unos patucos. La encargada sonrió y me preguntó si para niño o niña, si azul o rosa. Lógicamente no supe contestarle (eran los años 70) ante lo cual me propuso dos soluciones: o llevar uno de cada color o elegir uno blanco que ella definió como neutro y solución correcta para mi incertidumbre. Me incliné por la primera opción que, aunque más cara, cubría mejor todas las posibilidades. De hecho pude aprovechar toda la compra porque mi primer hijo fue un varón y se llevó (ya sé que por puro convencionalismo) los azules y mi segundo vástago una niña que calzó los de color rosa. Eso, ni a mí ni a nadie le habría sucedido hoy dado que a las pocas semanas del embarazo ya podemos saber el sexo del futuro nacido.
Realizo esta referencia personal para introducir dos temas conexos relacionados con la variable sexo de las personas. El primero es dar a conocer cómo se distribuye la población mundial entre hombres y mujeres. Y el segundo abordar el hecho de que nacen más niños que niñas.
A nivel global, los hombres superan muy ligeramente a las mujeres: un 50,3 por ciento frente a un 49,7 por ciento en 2022. Eso significa que hay algo más de 100 millones de varones que de féminas. No obstante, es una cifra que es preciso manejar con precaución ya que en muchos países existe la sospecha (bien fundada) de un subregistro de los nacimientos femeninos. Y, en cualquier caso, la diferencia va a ir desapareciendo poco a poco de tal manera que a mediados de siglo se igualarán los efectivos y después probablemente se invertirá la situación. La causa: la mayor longevidad de las mujeres.
Ilustracion: bebes, nacimiento, familia

Lu Tolstova

Todos los registros, prácticamente sin excepción, ponen de manifiesto que en cualquier parte del mundo nacen alrededor de 105 varones por cada 100 mujeres, un hecho que no solo se da en los nacimientos «naturales», sino también en los que son fruto de la reproducción asistida. Sin embargo, esta inicial superioridad numérica de los varones se invierte en el caso de algunas situaciones adversas. Los nacimientos femeninos superaron a los masculinos tras el asesinato de Kennedy, el ataque a las torres gemelas o la muerte de la Princesa Diana. Más recientemente (2021) un equipo de la Universidad de Cambridge se aventuró a sostener que debido a la pandemia podrían nacer más niñas que niños. Su tesis se basa en que la situación de fuerte tensión sufrida durante el confinamiento eleva los niveles de cortisol (hormona del estrés) lo que hace más frecuentes las concepciones femeninas.
Estas y otras anomalías no niegan el predominio de los nacimientos masculinos. No hay una causa única y concluyente para explicarlo, pero si algunos trabajos que arrojan algo de luz para entender ciertos hechos. Por ejemplo, la investigación de la Academia Nacional de Ciencias de USA quien tras un minucioso estudio, demostró que no existen más embarazos de varones en el momento de la concepción. La explicación, por lo tanto, no es embriológica. No se sitúa al principio de la cadena, sino a lo largo de ella ya que durante la gestación se pierden más embriones de niñas que de varones. Es lo contrario de lo que sucede a partir del nacimiento con un número superior de defunciones de hombres prácticamente a todas las edades. De tal manera que algunos demógrafos explican el hecho de que nazcan más niños como un mecanismo de la naturaleza para corregir la superior mortalidad masculina. Ya sé que la naturaleza es sabia, pero el argumento carece de una base científica sólida.
Ciento cinco hombres por cada 100 mujeres es un valor medio y cuasi universal, pero hay países en los que la tasa masculina se dispara. Este es el caso de la India con 109 nacimientos de varones por cada 100 mujeres o el de China con casi 113 niños por cada 100 niñas. Son culturas con una clara predilección por los hijos varones que primero practicaron el infanticidio femenino y ahora el aborto selectivo de las niñas pese a estar prohibido de forma legal, legalidad que se salta de una y mil maneras. Teóricamente un médico no puede proporcionar a las parejas los resultados de una ecografía, pero en la práctica esta exigencia no se cumple y si el feto es una niña se recurre a la interrupción del embarazo lo cual provoca un fuerte déficit de mujeres y dificultades para muchos hombres de encontrar pareja en su propio país.
En conclusión, por razones no bien dilucidadas todavía nacen, en el mundo más varones que mujeres. Ahora bien, la diferencia inicial de 105 hombres por cada 100 mujeres va diluyéndose a lo largo de los años y aunque a nivel global los hombres aventajen ligeramente a las féminas, hay muchos países en los que predomina el sexo femenino debido a la mayor mortalidad masculina. Pero ese es un tema complementario que dejo para un próximo artículo.
  • Rafael Puyol es presidente de la Real Sociedad Geográfica
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