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28 de marzo de 2024

tribunaJavier Puente Redondo

Borrar a los padres cuando más nos necesitan los hijos

Más que nunca toca dar la batalla por la defensa de la familia, la vida y la dignidad de la persona

Actualizada 10:13

Antes que político soy padre de familia. Mi primera responsabilidad es con mi mujer y mis tres hijos, que actualmente tienen 16, 14 y 11 años. Y por ello me preocupa especialmente la aprobación de algunas leyes ideológicas que suprimen totalmente nuestro papel en el momento en que más nos necesitan, cuando nuestros hijos presentan mayor fragilidad.
He tenido la fortuna de escuchar la opinión de expertos en pedagogía y en psiquiatría. Todos coinciden en que el periodo de adolescencia es uno de los más traumáticos en el desarrollo, ya que es cuando comenzamos a razonar por nuestra cuenta, sin ser conscientes de las consecuencias o los límites de nuestras decisiones. Por esta razón, en todos los países avanzados, las legislaciones establecen límites de edad ante cuestiones graves. Frente a ello, el Gobierno social comunista que tenemos en España apuesta por la ideología gender antes que por el consenso y la experiencia científica.
La nueva legislación sobre la transexualidad, que permite a un chico o una chica de 15 años cambiar de sexo sin contar con sus padres, es un despropósito. Lo es porque condiciona todo su desarrollo futuro y porque una vez que se realiza una intervención quirúrgica o se bloquean hormonas, la vuelta atrás es muy difícil. No faltan las personas que se arrepienten de esa decisión cuando ya es demasiado tarde.
Junto a ello, en estas últimas semanas también se ha aprobado la reforma de la ley del aborto, que permite eliminar al feto a cualquier chica de 16 o 17 años sin el conocimiento de sus padres. Un paso importante en la vida, que condiciona por siempre a cualquier mujer, en el que de nuevo se elimina la figura paterna, como si no fuera precisa en ese momento tan delicado. He conocido a familias donde un embarazo juvenil ha dado lugar a una red de solidaridad admirable, con el respaldo de mayores y pequeños con quien de verdad ha querido tener un niño. No hay derecho a negar la implicación de los padres cuando está en juego una vida humana. Como padre estoy para ayudar a mi hija, para apoyarla y para sacar esa vida, de lo que sería mi nieto o nieta, adelante.
El interés manipulador de la izquierda cobra aún más peso con una nueva legislación sobre familias que niega la autoridad de los padres a decidir qué tipo de charlas sobre sexualidad o familia deben recibir nuestros hijos. Hablan de muchos modelos de familias, cuando en realidad son situaciones familiares. Ellos tienen clarísimo cuál es el único modelo permitido y a qué modelo atacar. Van contra las familias que son soporte de la persona, que ayudan a salir adelante a sus hijos, que cuidan de sus mayores, que apoyan al familiar que se queda sin empleo. Cualquiera que se salga de lo «políticamente correcto» para este Gobierno se queda fuera y viene calificado como radical o extremista.
Desconozco qué tipo de experiencias o traumas infantiles han tenido algunos de los que nos gobiernan. Personalmente estoy muy orgulloso de mis padres, albañil y ganadera de profesión. Como muchos de nuestros vecinos, pertenecen a una generación que se ha dejado la vida por darnos a todos un futuro mejor en Cantabria. Puedo asegurar que si ellos no me hubieran fijado determinados límites durante la adolescencia, yo no estaría hoy donde estoy.
Hay quienes ven estos cambios legales como algo marginal o anecdótico. No estoy de acuerdo. Forman parte de todo un programa que deteriora la familia, que deja a los padres sin herramientas de control, para poner a los hijos a merced del Estado. Hay demasiada ideología detrás de estos cambios, ausencia de rigor científico y escaso sentido común. Hay un ataque a la familia y una eliminación de los derechos de los padres encaminados a que la persona no tenga una red de protección social como es la familia y que sea el Estado el que controle las mentes de nuestros hijos.
Más que nunca toca dar la batalla por la defensa de la familia, la vida y la dignidad de la persona.
  • Javier Puente Redondo es senador del PP por Cantabria y portavoz de Transfornación Digital
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