Fundado en 1910
TribunaJosé Andrés Gallegos del Valle

España en la Unión Europea: 1985-2025 (Europa es unión o no será)

Ante las agresiones putinescas a Ucrania (2014 y 2022) la Unión y sus estados se sitúan en el ámbito militar a la zaga de Washington y Londres, generan inseguridad entre sus propias poblaciones –que dudan de la 'pax europaea'– y abonan anti-europeísmos de derecha y de izquierda.

1.–España inicia en 2025 su quinta década de activa participación en la Unión Europea. En efecto, el 12 de junio de 1985 Lisboa y Madrid abrieron una vez más de par en par las puertas del futuro a su rico capital humano.

Años de preparación, marcados por el Acuerdo Comercial Preferencial España-CEE (1970) asentaron nuestra Acta de Adhesión, firmada en el Salón de Columnas del Palacio Real con el bronce de Carlos V al fondo.

Los españoles no ingresábamos en Europa, a la que pertenecemos desde la Dama de Elche: asumíamos nuestro compromiso decidido con la solidez jurídica, económica y política del gran acuerdo supranacional que es la Unión Europea, aglutinado por un tenaz fundamento cultural y geográfico común –no exento de guerras– y dirigido a la integración libre de los europeos en democracia, para generar entre nosotros una paz indeleble e inseparable del mejor progreso social y económico de todos. Seguros, además, de nuestros valores, proyectados a los cinco continentes.

2. El concepto de construcción, más que el de proyecto, define la Unión: proyecto sería el abismal error del Brexit (1-1-2020). Y la economía, insustituible en esa progresiva integración, tiene un papel instrumental.

En otras palabras, los instrumentos son imprescindibles para hacer música, pero no son la música. Como Schuman subrayaba en su Declaración de mayo 1950: «La contribución que una Europa organizada y viva puede aportar a la civilización es indispensable para el mantenimiento de unas relaciones pacíficas. (…), gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho». Así se edificó la UE durante el periodo 1958-1975.

3. En cambio, de 1975 a principios del siglo XXI la economía se convirtió en el núcleo mismo del discurso europeo, justo cuando España se adhería.

Tiempo de grandes éxitos comunes: Schengen (1985), la mayor zona de libre circulación del planeta; el Mercado Único (1993), multiplicador de iniciativa para 449 millones de personas; la Unión Económica y Monetaria, con el euro estabilizador e integrador (2002), cuando, en un sobresaliente ejercicio técnico y político de amplio respaldo social alentado por el presidente Aznar, España supo formar parte del grupo de cabeza que asumió con solvencia la hoy segunda divisa más utilizada del mundo (20% de las reservas globales de divisas; dólar: 58%).

Entorno de optimismo. Caía el Muro (1989), levantado en 1961 para evitar que la población huyera hacia las libertades. Con Belavezha (8-12-1991) desaparecía la URSS.

4.- Pero estos logros prodigiosos harían descuidar metas principales. Es más, desde el cambio de siglo el ciudadano europeo prioriza, precisamente, avances de la no-economía.

Nuestra población demanda, en primer lugar, credibilidad geopolítica. Seguridad de las fronteras: la Unión muestra dificultades para gestionar la inmigración irregular: los acuerdos con Turquía (2016) parecieron insuficientes.

También pide seguridad militar. Ya en las guerras yugoslavas (1991-2001) las fuerzas de los estados miembros ni impidieron, ni frenaron las masacres serbias del Mercado de Sarajevo, concluidas mediante bombardeos aéreos OTAN –sobre todo estadounidenses– sobre los culpables (1995). Es más: ante las agresiones putinescas a Ucrania (2014 y 2022) la Unión y sus estados se sitúan en el ámbito militar a la zaga de Washington y Londres, generan inseguridad entre sus propias poblaciones –que dudan de la pax europaea– y abonan anti-europeísmos de derecha y de izquierda.

En segundo lugar los ciudadanos europeos solicitan credibilidad institucional europeísta.

Los estados miembros, también nosotros, necesitamos potenciar la educación de excelencia, como la ofrecida por Castilla y León, galardonada con 34,6 puntos en el último Informe Pisa, por encima del resto de España (32,8), de la OCDE (32,7) y de la UE (32,1).

Sin desorientaciones, como el -tan de GIscard d’Estaing- proyecto fallido (2005) de Constitución Europea, entendido como meticulosa camisa de fuerza que desguazaba nuestra cultura, al omitir, entre otras, la deslumbrante herencia europea cristiana, antídoto de determinismos. Merece reflexión su incidencia en la disociación del Reino Unido. Añadamos también, en pleno invierno demográfico, la divisiva ideología woke.

Sin medias verdades timoratas. El Consejo Europeo debe informar con respeto a Turquía -y transmitir a nuestros aliados estadounidenses- que su candidatura a la adhesión (1999) no contará con unanimidad y genera anticuerpos en la Unión.

Y en tercer lugar, resiliencia económica instrumental. Necesitamos poner proa de acero a la proletarización de las clases medias o, en positivo, hacer frente a la crisis de la vivienda en Europa, agravada en España, potenciar la iniciativa empresarial, la investigación… Por eso hemos de construir la Unión Bancaria, la Europa de la Energía, la Europa digital o la Europa de la Defensa, asumido el Informe Draghi de 9.9.2024. Con o sin cooperaciones reforzadas.

5. Sabemos y podemos, con liderazgo experto y político. España salió de la crisis financiera, mundial y de deuda soberana europea 2007-2016, gracias a que el Presidente Rajoy estructuró la legítima refinanciación de nuestra deuda, saldada sin intervenciones indeseadas.

Todos los sondeos muestran que los ciudadanos esperan más de la construcción europea, a pesar del euroescepticismo creciente.

Por eso, cuando la U.E. recibió el Premio Nobel (2012) el primer Presidente del Consejo Europeo señaló, certero, que la Unión «es, desde luego, pura necesidad. Pero nos guía algo más: el deseo de mantenernos dueños de nuestro propio destino, un sentimiento de unidad y, de algún modo, la misma idea de Europa, que nos interpela desde los siglos.»

José-Andrés Gallegos del Valle es embajador de España

comentarios

Más de José Andrés Gallegos del Valle

Más de Tribuna

tracking

Compartir

Herramientas