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27 de abril de 2024

Una familia caraqueña sufre las complicaciones de hacerse con la cesta básica

Una familia caraqueña sufre las complicaciones de hacerse con la cesta básicaEFE

La pandemia agudiza el hambre en el mundo

Fernando Chica Arellano, observador permanente de la Santa Sede ante la FAO, recuerda la importancia de la alimentación para «una vida digna» 

Terminar con la «lacra del hambre» solamente va a ser posible si los sistemas alimentarios trabajan la inclusividad, la resiliencia y la sostenibilidad.  Así lo ha declarado monseñor Fernando Chica Arellano, Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA, durante su intervención este pasado 12 de octubre en un seminario de estudio centrado  en esta temática.
El evento, organizado por el dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, abordó algunos de los puntos clave tratados en la última cumbre de las Naciones Unidas sobre sistemas alimentarios celebrada en septiembre, donde Cáritas Internationalis ya había alertado de la realidad que padecen 800 millones de personas en el mundo: el hambre. 
Vecinos de los asentamientos de Tegucigalpa

Vecinos de los asentamientos de TegucigalpaManos Unidas

La pandemia redobla el hambre

Solamente en 2020, cerca de 320 millones de personas más que en el año anterior engrosaron las cifras de aquellos que están en riesgo de sufrir una malnutrición severa. Se trata de un aumento preocupante donde la pandemia del covid-19, ha jugado un papel decisivo. 
En cualquier caso, ha señalado Chico Arellano durante su intervención, la cuestión de los recursos alimentarios va más allá de un mero «enfoque cuantitativo», tal y como ha recogido la agencia Vatican News. Valiéndose de algunos de los postulados recogidos en la encíclica Laudato si`, como el cambio climático, la gestión de los residuos y la contaminación, la disminución del agua potable y la pérdida de biodiversidad, el Observador Permanente de la Santa Sede, remarcó la importancia de establecer la «lógica del cuidado», porque solo de este modo se puede «proteger la Tierra y mantener la dignidad de la persona humana en el centro, garantizando una alimentación suficiente para todos y promoviendo el trabajo decente a nivel local».

Dar voz a los que trabajan la tierra

En este sentido, Chica Arellano destacó tres categorías específicas que «deben tener una amplia voz y participar en los procesos políticos y de toma de decisiones». En primer lugar,  las pequeñas productoras rurales, a las que «hay que garantizar el acceso a la tierra y al crédito para que puedan actuar como catalizadoras y facilitadoras de la transición». En segundo lugar, el rol de los jóvenes, que ha juicio del prelado, representan «los líderes de hoy, no de mañana, porque la transformación de los sistemas alimentarios es también una cuestión de justicia entre generaciones». Por último, los pueblos indígenas, que «desempeñan un papel fundamental en la conservación y protección de la naturaleza».
Mujeres en África elaborando mascarillas

Mujeres en África elaborando mascarillasManos Unidas

Erradicar el hambre es cosa de todos

La estrategia adecuada para lograr estos objetivos, añadió el Observador Permanente del Vaticano ante la FAO, es la de «ver-juzgar-actuar» y, por tanto, pasar de las palabras a los hechos», porque «cada uno de nosotros debe estar animado por el mismo objetivo de erradicar el hambre del mundo y garantizar la igualdad de acceso a alimentos sanos y nutritivos».
Si los sistemas alimentarios no son «justos y sostenibles», continúa el prelado, y si las sociedades más pudientes no comprenden lo esencial que es la «alimentación para una vida digna, sana y en armonía con la naturaleza», entonces «no habrá futuro, sino presente». «Nuestra contribución a la causa del hambre en el mundo es única e insustituible», concluye Monseñor Chica Arellano, «cultivemos una mentalidad dispuesta a reaccionar con esperanza y creatividad», para erradicar el hambre y no dejar a nadie atrás.
El indicador tradicional de la FAO, la Prevalencia de la subalimentación (PoU, por sus siglas en inglés), que se utiliza para monitorear el hambre a nivel mundial y regional, se basa en la información de los países sobre la disponibilidad, el consumo de alimentos y las necesidades calóricas. Calcula la suficiencia de la ingesta de energía alimentaria de la población

El indicador de la FAO, que se utiliza para monitorear el hambre a nivel mundial y regional, marca el crecimiento de la malnutrición en los últimos añosFAO

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