Fundado en 1910
Menú
Cerrar

Policías antidisturbios vigilan una calle durante las manifestaciones por la subida de los precios de la energía, en Almaty, KazajistánEFE

E. Canetta, misionero en Kazajistán: «No es impensable que se eche la culpa a occidente»

El país asiático vive inmerso en la incertidumbre y la violencia desde que se recrudeciera la acción del gobierno kazajo contra los manifestantes por la subida de los precios del gas y los combustibles

No se trata de una simple protesta callejera contra el precio del gas. La revuelta que está abrasando Kazajistán desde el pasado 2 de enero es una crisis política, en la que Putin, una vez más, al igual que en el conflicto fronterizo entre Polonia y Bielorrusia, tiene mucho que decir. 
El sacerdote Edoardo Canetta, misionero en Kazajistán durante 20 años, cinco de ellos como Vicario General de Asia Central, ejerce ahora como profesor en la Academia Ambrosiana de Milán. En declaraciones a la Agencia Fides, cuenta cómo esta situación afecta sobre todo a la nueva clase media y cómo el aliado en la zona de Rusia podría llevar a cabo en los próximos días una campaña nacionalista y antioccidental. 
«Hasta el año pasado, en Kazajistán, el combustible costaba 40 céntimos el litro, un precio impensable en Italia. Hoy los aranceles se han duplicado y, paralelamente, la inflación ha alcanzado picos muy elevados. Todo esto ha llevado a la clase media a protestar violentamente, porque son los ciudadanos que se sienten más afectados, dado que los pobres no tienen coche. La gente no puede entender por qué un país que `flota' en gas y petróleo tiene que pagar cantidades tan altas para conseguir suministros», señala.

El antiguo bloque soviético se refuerza

Este fenómeno, explica el padre Canetta, se debe a los acuerdos plurianuales firmados entre Kazajistán y las grandes empresas petroleras y energéticas después del colapso de la URSS: «Cuando cayó la Unión Soviética, Kazajistán, como todos los países de la zona, cayó en un estado de pobreza absoluta. Por lo tanto, acordó firmar contratos, aún vigentes hoy y por varios años más, según los cuales solo un porcentaje muy bajo de las ganancias de las extracciones va al país. Quienes se enriquecen de esta actividad que se lleva a cabo en territorio kazajo son, por tanto, las grandes empresas extranjeras que, en cambio, han apoyado inversiones y aportado tecnología, investigación y recursos humanos. Sin embargo, el pueblo kazajo no comprende el motivo de estos acuerdos y sigue reclamando la propiedad de los yacimientos. Por eso, por mucho que transcurran las protestas de estos días, no es impensable que se eche la culpa a los extranjeros y que se pueda emprender una campaña nacionalista, especialmente contra los occidentales».
La revuelta comenzó el día 2 de enero, aunque el pasado 5 vivieron una de sus jornadas más cruentas, especialmente en el epicentro económico y financiero del país, Almaty.

Más de 160 personas han perdido la vida desde el inicio de las protestas

Tal y como informan nuestro compañeros de Internacional, Miguel Pérez Pichel y Leticia Batista, el Gobierno autorizó abrir fuego contra los manifestantes. El saldo de esta decisión política, hasta la fecha, se ha saldado con 164 fallecidos entre civiles y miembros de las fuerzas de seguridad. Más de 5.000 personas han sido detenidas. La comunidad internacional ha mostrado su preocupación ante estos hechos, y siguen con atención el refuerzo militar de Rusia al gobierno de Kassym Jomart Tokayev. 

Policías antidisturbios vigilan una calle durante las manifestaciones del pasado 5 de eneroEFE

Manifestaciones que acaban en saqueos

Según informan las fuentes consultadas por Fides, algunos manifestantes han ocupado y saqueado cadenas de televisión y aeropuertos, lo que provocó la suspensión de las conexiones aéreas de Kazajistán con el resto del mundo. La violencia en las calles, según fuentes gubernamentales, se han saldado con cerca de 175 millones de euros en pérdidas, con más de 100 sucursales bancarias saqueadas y con 400 vehículos destruidos.
Ya desde las primeras horas de la revuelta el país estaba aislado, comunicativamente hablando. A la precariedad de la línea telefónica y los cortes de Internet –estrategia ya vista en otros países como Etiopía ante el conflicto en la zona de Tíger– hay que sumarle la vulneración de derechos y libertades que trae consigo la declaración del Estado de Emergencia en el país. El padre Guido Trezzani, director nacional de Cáritas, residente en Talgar, una ciudad a pocos kilómetros de Almaty explica que «la primera consecuencia ha sido el bloqueo de Internet y de todos los servicios relacionados. En algunos momentos es posible utilizar el correo electrónico, pero se han bloqueado otros servicios como Skype y las redes sociales».
Como informó a la Agencia Fides un trabajador de Cáritas Kazajistán, durante dos días el personal de la organización, con sede en Almaty, no ha podido ir a la oficina: «Estamos a un kilómetro y medio del edificio del gobierno y se escuchan disparos, pero realmente no sabemos cuáles son. Estamos todos bien, pero creo que lo más seguro ahora mismo es quedarse en casa».
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Kazajistán ha emitido una nota declarando el `control y estabilidad´ de la situación, a pesar de la lucha en las calle se prolonga a fecha de hoy. En el comunicado han destacado que se seguirán garantizando «los derechos e intereses de todos los representantes de nuestro multiétnico y multiconfesional pueblo y la seguridad de los ciudadanos extranjeros del país, incluidos los representantes diplomáticos y los periodistas».

El Papa Francisco, durante el rezo del Ángelus en el VaticanoAFP

Francisco muestra su dolor por lo que ocurre en Kazajistán: «Rezo por ellos»

Tras la oración del Ángelus del día de ayer, el Papa Francisco ha mostrado su «dolor» al enterarse de la cantidad de fallecidos que ha habido durante las protestas y ha querido destinar unas palabras ante esta realidad. «Rezo por ellos y sus familias, y espero que la armonía social se encuentre cuanto antes a través de la búsqueda del diálogo, la justicia y el bien común», encomendando al pueblo de Kazajistán a la protección de Nuestra Señora, Reina de la Paz de Oziornoje, donde la Virgen es venerada con este nombre en el santuario mariano nacional, ubicado en el norte del país.