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20 de abril de 2024

Massimo Camisasca, Carlos Osoro y Alfonso Bullón de Mendoza en la apertura de las Jornadas

Massimo Camisasca, Carlos Osoro y Alfonso Bullón de Mendoza en la apertura de las JornadasGuadalupe Belmonte

II Jornadas Internacionales Giussani

Giussani y Pablo VI: el camino de una Iglesia trazada de encuentros, gestos y palabras

Massimo Camisasca, autor de la biografía en tres tomos del movimiento Comunión y Liberación fundado por Giussani, impartió la primera lección de las II Jornadas Internacionales celebradas en el CEU

«Si la belleza es el resplandor de la verdad, entonces el gusto, la estética, el gusto estético, es el modo en que el hombre percibe la verdad». Las enseñanzas de Luigi Giussani, fundador del movimiento Comunión y Liberación, vuelven a resonar en un centro universitario.
La Universidad CEU San Pablo acoge desde el 31 de marzo hasta el 2 de abril unas jornadas internacionales de estudio sobre la figura del hombre que cautivó a cuatro papas con sus enseñanzas, con su forma de entender la cultural y la tarea evangelizadora.
El arranque del acto inaugural corrió a cargo del presidente de la Asociación Católicas de Propagandistas, Alfonso Bullón de Mendoza. Tras contraponer la figura del sacerdote italiano con Seneca –el primero, sediento por seguir a Cristo y orientar la mirada hacia Él; el segundo, urgido de encontrar discípulos para descansar su vanagloria–, dio unas pinceladas de la biografía del fundador de CL y su legado.
Por su parte, José Miguel Oriol, presidente de Ediciones Encuentro y responsable de traducir la obra de Giussani al español, abriendo su pensamiento a todo el mundo hispanohablante, recordó la humanidad con la que siempre se arropó don Luigi. «El cristianismo y la experiencia humana son inseparables porque el primero es el verdadero fundamento que despierta la humanidad de la gente».
El cardenal Carlos Osoro, por su parte, no pudo acudir tal y como estaba previsto al comienzo de estas Jornadas por un asunto relativo al consejo económico de la archidiócesis. Sin embargo, antes de la intervención del obispo emérito de Emilia-Gustalla, el fundador de la Fraternidad de sacerdotes misioneros San Carlo Borromeo y gran conocedor de la vida de Guissani, el arzobispo de Madrid destacó el trabajo de don Giussani, que «en la vida de la Iglesia ha tenido una participación muy especial; también en nuestra diócesis».
Massimo Camisasca poco antes de su intervención sobre Pablo VI y Giussani

Massimo Camisasca poco antes de su intervención sobre Pablo VI y GiussaniGuadalupe Belmonte

De madre católica y padre socialista

Tras la presentación del sacerdote Javier Prades, rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, el obispo emérito de Emilia-Gustalla, el italiano Massimo Camisasca, repasó algunos momentos fundamentales en la vida de Luigi Giussani, como cuando conoció al cardenal Montini, el que fuera su arzobispo en Milán, y que más tarde llegaría a ser el 262º Papa de la Iglesia católica bajo el nombre de Pablo VI. «Aunque Montini no entendía los métodos de Giussani, viendo el éxito que atesoraba, su estima por la juventud estudiantil, donde muchos habían tratado de mantener la presencia cristiano sin conseguirlo, contó con su afecto y apoyo para seguir con su labor educativa». La forma que tenía de presentar el Evangelio en las parroquias, el ímpetu artístico y la vocación por estar en diálogo con los tumultuosos años 60, le valió a Giussani una vía para hacer comulgar «las expectativas universales de la Iglesia con las perspectivas normales de la vida cristiana».
Montini y Giussani tenían temperamentos distintos, remarca Camisasca, y a pesar de todo los dos se encontraron en su apertura a la razón «dando la batalla de la provocación» y «mostrando su unidad» en la importancia de la enseñanza y la transformación cultural de una sociedad donde las tesis de Gramsci empezaban a encontrar acomodo en una nueva vuelta de tuerca del marxismo que ya punzaba a las denominadas élites intelectuales.
Con una continuada y prolífica correspondencia, dos de las figuras más relevantes de la Iglesia italiana en un inicio y después de la Iglesia universal confluyeron en el tiempo desgajando el pensamiento contemporáneo para invocar «la centralidad de Dios, el entendimiento común entre fe y ciencias humanas, y la libertad del hombre». «Sus vidas y enseñanzas, que dejaron a sus espaldas el Concilio Vaticano II, nos pone su legado frente a nosotros» como una forma renovada de abordar la Evangelización en la modernidad y posmodernidad.
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