La sociedad de la nieve, nominada al Oscar a la mejor película internacional
La rutina de oración de las madres de los desaparecidos en Los Andes que alivió su espera
Probablemente no quede nadie en España sin que haya visto o escuchado hablar de La sociedad de la nieve. Aquel terrible accidente de avión en Los Andes, narrado por José Antonio Bayona, en el que solo sobrevivieron 16 jóvenes uruguayos ha dejado paso a historias que se pueden analizar bajo varias lupas. La espiritual no escapa a estos acontecimientos.
A través de una entrevista en el canal de YouTube Refugio Zavala, la hermana del superviviente Carlitos Páez, Magdalena Páez, ha revelado la otra parte menos documentada de los 72 días que se extendió la desgracia: el sufrimiento de las familias. En concreto, ensalzaba la figura de su madre como líder espiritual, quien reunía diariamente con al resto de las madres de quienes permanecían atrapados en Los Andes.
Durante las tardes, ellas y las novias de los desaparecidos se juntaban en «el club del rosario». Algunas lo hacían a escondidas porque sus familias decían que estaban locos y motivaban algo «que no iba a ser real». Una de ellas, cuenta Magdalena Páez, se escondía detrás de unas plantas para que nadie la viera, pero estaba convencida de que su hijo estaba vivo.
«Nunca estábamos solos»
Madelón, su madre, fue capaz de llenar de esperanza a los demás. «Su fe inquebrantable en Dios nos recordaba que nunca estábamos solos, incluso en las circunstancias más desafiantes», ha comentado.
En todo ese tiempo, no derramó una sola lágrima, porque en su esperanza no cabía la duda. «Fue gracias a rezarle a la Virgen», ha comentado.
Lo impresionante fue cuando, transcurridos muchos días del accidente, el médico de la familia les pidió a las hijas que comunicasen a su madre que su hijo no iba a aparecer. «En esta casa el que no cree, se va», espetó.
Magdalena ‘Agó’ Páez, ha reconocido como ella fue capaz de mostrarles que la vida «tiene un propósito más grande» y que se puede encontrar «fuerza y esperanza de Dios» en los momentos más difíciles de la existencia.
La fe en la familia Páez
Sin embargo, no era el único ejemplo de fe que resaltar en la familia. Su abuela, argentina nacida en Rosario, se crio en un colegio dirigido por las monjas del Sagrado Corazón. «Era como una monja, cocinaba como las monjas, planchaba como las monjas. Y rezaba el rosario todos los días», reveló Agó. Vistió de luto desde los tres años, ya que había quedado huérfana, y lo hizo hasta que Carlitos volvió a casa.
El rosario fue un elemento importante en la historia de esta familia. Madelón, quien publicó antes de morir el libro El rosario de los Andes, en el que cuenta cómo de fundamental fue la Virgen en la espera, le regaló un rosario a su hijo antes de subirse al avión. No era un rosario cualquiera, era el rosario de su boda, el que nunca le entregaba a nadie. «Era como su protección. Mi hermano le dijo que no se lo diera, pero ella se empeñó y le dijo que se lo llevara porque lo iba a acompañar», desgrana. Ese rosario fue el que rezarían cada noche los sobrevivientes antes de tratar de dormir.
La fe no solo inundó el hogar de los Páez y al resto de familias, sino también han dejado huella en los lugares por donde pasaron los desaparecidos. Donde impactó el avión pasó a conocerse como ‘Valle de lágrimas’, en referencia a la oración de la Salve; y el ‘Glaciar de la Resurrección’ puso nombre al glaciar atravesado por Parrado y Canessa en su camino hacia Chile.
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