Santa Sede
El Santo Padre recibió en audiencia el pasado sábado en la Sala Clementina del Palacio Apostólico de El Vaticano a una veintena de seminaristas que se forman en la archidiócesis de Burgos. Se trata de jóvenes que pertenecen al seminario diocesano de San José, en el que también residen aspirantes al sacerdocio de las diócesis de Osma-Soria, de Calahorra y La Calzada-Logroño, de Gitega (Burundi) y los seminaristas del Seminario Misionero Redemptoris Mater de Burgos. También acudieron los formadores de ambos centros. Al frente de la comitiva estaban monseñor Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos, así como monseñor Abilio Martínez Varea, obispo de Osma-Soria, y monseñor Mikel Garciandía Goñi, obispo de Palencia.
Francisco agradeció haber encontrado en el seminario de Burgos «un mosaico de razas, culturas y edades que se han encontrado para responder juntos a la llamada de Jesús al sacerdocio ministerial». Ese propósito se realiza «siendo un grupo heterogéneo que sabe de acogida y de enriquecimiento mutuo. Sin caridad a Dios y a los hermanos, sin caminar de dos en dos, no podemos llevar a Dios», ha explicado.
El Santo Padre citó el Cantar de Mío Cid y recordó la ocasión en la que conoció Burgos, en el año 1970, cuando visitó al arzobispo de entonces, que era pariente de un tío político suyo.
Los seminaristas ofrecieron al Papa como regalo una selección de productos gastronómicos de los territorios a los que pertenecen, compuesta por trufas de Soria, vino de La Rioja, vino de la Ribera del Duero, queso de la zona de Amaya, alubias de Arlanza, pastas de té de las Merindades, chorizo de la Bureba, pastas de la ciudad de Burgos, morcillas del arciprestazgo de San Juan de Ortega, crema para la piel realizada por las clarisas de Medina de Pomar con una fórmula propia y un libro de la vida de san Rafael Arnáiz, nacido en Burgos y enterrado en la diócesis de Palencia.
El Papa Francisco concluyó el encuentro pidiendo a los seminaristas que se desprendan de «las falsas seguridades humanas» y recordándoles que «tener a Dios con nosotros nos llena de paz. Una paz que podemos comunicar, que podemos llevar a todos los pueblos y ciudades, desear para cada hogar»
Comentarios