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La iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén

La iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén

Hallan restos biológicos de hace 2.000 años bajo el Santo Sepulcro que confirman la veracidad del Evangelio

Un nuevo examen arqueológico de los Santos Lugares, liderado por arqueólogos de la Universidad Sapienza de Roma, vuelve a ratificar que los textos del Nuevo Testamento decían la verdad

«Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús». Estos tres versículos del capítulo 19 del Evangelio de san Juan fueron escritos, aproximadamente, unos 30 años después del hecho que narran: la sepultura de Jesús.

Se trata de un pasaje que no ha estado exento de suspicacias por parte de los historiadores contemporáneos, por lo extraño que puede resultar la presencia de un huerto en una zona ocupada por una antigua cantera, que era utilizada para el ajusticiamiento público de los malhechores y en la que, además, había tumbas excavadas en la roca. Hoy, dos mil años después, la arqueología confirman su veracidad.

Un equipo de arqueólogos italianos, de la Universidad Sapienza de Roma, ha descubierto restos biológicos en el Monte Calvario, también conocido como Gólgota, que demuestran la presencia de olivos y viñas en el lugar.

Huesos de aceituna y pepitas de uva

En concreto, el equipo de expertos ha encontrado huesos de aceituna y pepitas de uva, de 2.000 años de antigüedad, justo bajo el suelo del Santo Sepulcro. Un hallazgo confirmado por análisis botánicos y polínicos que ratifica el relato bíblico de la crucifixión de Jesús en un huerto ubicado en la colina situada a las afueras de Jerusalén.

«Ciertamente, hubo presencia de cultivo en este sitio antes del reinado del emperador Adriano. Eso es un hecho arqueológico», ha explicado Francesca Romana Stasolla, la arqueóloga que dirige la excavación, junto a una docena de investigadores que incluye botánicos, biólogos y geólogos.

Los trabajos de investigación comenzaron en 2022, y ya habían permitido corroborar que la actual iglesia del Santo Sepulcro, que en pocos metros alberga tanto el monte Calvario como la tumba –vacía– de Jesús, se encuentra construida sobre una cantera, que estaba activa desde la Edad del Hierro.

Cantera «desechada» por los arquitectos

Una cantera de la que había sido extraída la piedra para construir, entre otros edificios, la cercana fortaleza Antonia, y cuyos restos, a modo de pequeña colina, habían sido descartados por resultar demasiado quebradizos, y que precisamente por ello se empleaban para levantar las cruces en las que eran ajusticiados los condenados a muerte.

Este detalle también concuerda con una profecía expresada siglos antes, en el Salmo 118, y que el propio Jesús repetiría tras la parábola de los viñadores homicidas, como recoge el Evangelio de san Lucas: «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente».

Ahora, estos nuevos hallazgos botánicos, según han explicado sus autores en declaraciones recogidas por The Times, confirman que la descripción de Juan fue escrita por alguien muy familiarizado con Jerusalén en la época de Cristo. Además, ratifican que el área de la cantera, ubicada a las afueras de la muralla que rodeaba la antigua ciudadela de David, «había sido utilizada como cementerio desde antes del comienzo del siglo II d.C».

«Serían compatibles» con los evangelios

La datación, en este caso, es especialmente relevante, puesto que Jerusalén fue destruida por los romanos en el año 70 d.C. Su reconstrucción como nueva colonia romana comenzó bajo el dominio del emperador Adriano, alrededor del año 130 d.C., por lo que los nuevos restos arqueológicos, al ser anteriores a Adriano, «serían compatibles» con los hechos de la vida de Jesús que recogen los evangelios.

Además, trabajos anteriores ya habían permitido confirmar que los primeros cristianos identificaron una tumba específica, la que ahora está cubierta por la iglesia del Santo Sepulcro, como aquella donde se depositó el cuerpo sin vida de Cristo antes de su resurrección. Y, más aún, que a finales de los años 30 d. C., esta primera comunidad se reunía en una cavidad horadada bajo el Gólgota (un espacio hoy conocido como «la cueva de Adán») para actividades ceremoniales que muy probablemente incluían «la fracción del pan», germen de la misa actual.

Así, cuando Constantino se convirtió al cristianismo en el año 313 d.C., y legalizó la religión en todo el Imperio Romano, impulsó la construcción de una primera iglesia alrededor de ese sepulcro, tan próximo al monte Calvario.

«Sabemos lo que siempre hemos sabido: que el emperador Constantino construyó un monumento sobre una tumba ya venerada por los cristianos», dijo Stasolla sobre la tumba. Y si bien matizó que «no podemos ir más allá de eso en términos de conclusiones arqueológicas», también constató que «podemos decir que hay un grupo de tumbas de esa época, que serían cronológicamente compatibles con la de Cristo».

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