Fieles en Misa
La archidiócesis de Nueva Orleans ofrece una dispensa dominical ante el temor de redadas migratorias
El arzobispo Gregory Aymond se suma a otros cuatro prelados que han autorizado a los fieles a quedarse en casa si temen ser arrestados
Ante el creciente clima de preocupación entre comunidades migrantes del sur de Estados Unidos, la archidiócesis de Nueva Orleans ha anunciado una medida poco habitual. El arzobispo Gregory Aymond anunció una dispensa de la misa dominical para quienes teman acudir a los templos por la creciente presencia de agentes de control migratorio en la región.
«Mientras les escribo, nuestros hermanos y hermanas inmigrantes enfrentan un miedo y una ansiedad reales a raíz del aumento de las acciones de control de inmigración», señaló Aymond en su carta del 8 de diciembre. La medida lo convierte en el quinto obispo estadounidense en conceder este permiso especial, después de decisiones similares en Baton Rouge, San Bernardino, Nashville y Charlotte.
El anuncio llega tras el despliegue de la llamada «Operación Catahoula Crunch» en Nueva Orleans, Luisiana, dirigida a detener a inmigrantes ilegales «que campan a sus anchas gracias a las políticas de santuario que obligan a las autoridades locales a ignorar las órdenes de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE)», afirma un comunicado del Departamento de Seguridad Nacional.
Según el arzobispo, muchas familias han optado por no salir de casa «por temor a ser víctimas de las medidas de inmigración». Por ello, explica: «En vista de estas circunstancias, otorgo una dispensa de la obligación de asistir a misa a aquellos católicos que, con razón, temen participar en ella debido a su miedo».
Aymond invita a quienes permanezcan en sus hogares a reunirse en oración y seguir la Santa Misa por televisión o internet. La dispensa se mantendrá hasta que los fieles se sientan seguros de volver al templo o hasta que sea modificada. El prelado concluye expresando su cercanía espiritual con los migrantes y su deseo de que la comunidad trabaje por «una justicia real y un sistema que proteja y preserve la dignidad de la persona humana y las familias, independientemente de dónde vivan o de dónde vengan».
