Fundado en 1910
J

Juan Manuel Buergo, durante su visita a la sede de El DebateMiguel Pérez

Juan Manuel Buergo, Presidente General Internacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl

«Muchas ONG de la Iglesia han caído en la secularización, en limitarse a la ayuda material»

Es el presidente de una de las asociaciones benéficas más importantes a nivel mundial, que distribuye casi 1.500 millones de euros al año en ayudas. Pero su prioridad es clara: «Acercar el Evangelio al que lo necesita»

Fue en esto «una vocación tardía», porque Juan Manuel Buergo entró en la Sociedad de San Vicente de Paúl a los 35 años. Y lo decidió a raíz de una mala noticia: «Todavía estaba soltero y yo soy hijo único. Había fallecido mi padre, que era militar, y él estaba en Cáritas y en la Sociedad de San Vicente de Paúl, y yo le veía desde niño yendo a esas reuniones y demás». «Llegó un punto en que miré hacia el cielo y pensé: Bueno, yo quiero ir allí arriba cuando me muera. Pero me miraba las manos y decía: ¡Voy a subir allí con las manos vacías! Yo, ¿qué he hecho? ¡No he hecho nada por los demás!», rememora.

Varios años después es el 17º Presidente General Internacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl, una gigantesca organización de la Iglesia «formada por laicos católicos que buscan el crecimiento personal y espiritual a través del servicio a los que más lo necesitan», como explica su Memoria Anual. «Nosotros éramos el brazo secular de caridad de la Iglesia antes de que naciera Cáritas en Alemania», agrega Buergo.

Cuando la otra gigantesca organización asistencial de la Iglesia vio la luz en 1897, la Sociedad de San Vicente de Paúl ya llevaba más de 60 años atendiendo a los más pobres. «Somos una sociedad civil, y a la Iglesia en ese momento no le parecía muy correcto que la caridad estuviera en manos de laicos, porque claro, no dependía del obispado», explica el dirigente de la Sociedad fundada en París en 1833 por el beato Antonio Federico Ozanam.

El beato francés Federico Ozanam

El beato francés Federico Ozanam

– Eso, efectivamente, es bastante novedoso: una obra evangelizadora de esta envergadura iniciada por un seglar...

– ... y la siguen llevando laicos. Hemos tenido nuestras crisis a lo largo de la historia, porque la Iglesia siempre ha querido que fuéramos una asociación privada de fieles. Pero ha pasado por varias asambleas generales y siempre hemos mantenido el espíritu de nuestros fundadores. Ellos decían que no tengamos las sedes en las parroquias, sino que las tengamos en las universidades, en las fábricas, en las casas, en donde sea. Pero, de modo natural, las hemos tenido en las parroquias, porque todos somos católicos. No es una sociedad católica, pero sí está compuesta por católicos.

Cáritas sí depende de los obispos, y por eso se implantó en las parroquias.

– Pero sigue siendo una de las organizaciones caritativas más grandes de la Iglesia.

– Sí, la Sociedad de San Vicente de Paúl está presente en 155 países. El año pasado invertimos aproximadamente 1.500 millones de euros. Pero, realmente, la cifra de asistencia social no es muy cuantificable, porque hay muchas acciones, como la cercanía, el acompañamiento en hospitales, el acompañamiento en el duelo, que no se pueden cuantificar en dinero.

B

Juan Manuel Buergo: «La Sociedad de San Vicente de Paúl está presente en 155 países»Miguel Pérez

Cada país es autónomo dentro de la Sociedad; somos una confederación. Las reglas y los estatutos son los mismos, y nuestro fin fundamental es la oración y la acción; al final es acercar el Evangelio al que lo necesita. Es ver la cara de Cristo en el necesitado, como decía nuestro fundador en España, Santiago de Masarnau, que fue músico, un gran músico. Él solía repetir que, si solo nos dedicamos a la ayuda material, las Conferencias de San Vicente de Paúl desaparecerán. No ante los ojos de los hombres, pero sí ante los ojos de Dios. Y por eso nuestra principal función, nuestra última función, es la ayuda espiritual. Es difícil, porque cuando estás metido en la ayuda material, es muy fácil secularizarse. Pero en esto es en lo que tenemos que empeñarnos. Yo sí que estoy empeñado en no secularizarnos, en saber que nuestro fin no es la ayuda material. Esto es un medio para el fin, que es la ayuda espiritual.

2,3 millones de voluntarios

– ¿Y no cree usted que, precisamente, muchas instituciones caritativas de la Iglesia han caído en esa secularización, en limitarse a lo material?

– Sí, por eso no me gusta dar estas cifras de la Sociedad, y siempre digo que casi la mayor acción social no está en estas cifras, sino en el acompañamiento, en la cercanía, en la espiritualidad, que no se contempla. Podemos dar cifras de gente: Somos en torno a 2.300.000 de voluntarios en el mundo de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Pero sí que es que es muy fácil caer en el secularismo, porque estás en el día a día, despachando, dando de comer. Me acuerdo hablando un día con un padre Paúl que me decía: Llevo diez años en Mozambique y no he evangelizado ni a uno. ¿Sabes? Los protestantes sí, porque se meten en la casa de la gente con la Biblia, y son tan pesados que los terminan evangelizando. Pero nosotros siempre estamos como tan recatados... Bueno, pues se me quedó esa frase para ver si las acciones sociales que hacemos se quedan en eso o si vamos un poco más allá. No sé, hablarles un poco de Dios.

Decía Federico Ozanam que no podemos dar limosna con un sentido de superioridad. Tú le tienes que pedir a la familia que no tiene nada, que rece por ti, que ese es el mayor regalo que te puede devolver, mucho más que la limosna que tú das. Esa es la limosna que no humilla.

La juventud es uno de los campos de trabajo de la Sociedad

La juventud es uno de los campos de trabajo de la Sociedad

– Usted llegó a la Sociedad tras un episodio triste de su vida: la muerte de su padre.

– Sí, yo quería ayudar. Pero la caridad siempre entendida como amor al prójimo, o como amor al que menos tiene. Así es la caridad desde el punto de vista cristiano. Llamé a la puerta de San Vicente de Paúl y me acogieron en un grupo al que realmente me gustaba ir, porque eran diez o doce personas muy variadas: ingenieros, gente de la calle, vendedores, tenderos. Había un poco de todo, y teníamos unas tertulias muy interesantes en las que hablábamos de Dios y luego veíamos los casos que teníamos de personas a las que ayudar, e íbamos de dos en dos, y me enriqueció mucho aquello.

– Y aquí, en España, ¿a qué se dedican los voluntarios?

– Nos dedicamos a la familia, mujeres, a personas sin hogar, a migrantes. También a personas mayores. Y tenemos algunos programas de infancia y juventud, especialmente con «los niños de la llave», que tienen la llave colgada del cuello porque sus padres, pues no sabemos dónde están, y llegan muy tarde a casa, y a veces nos quedamos con ellos en algunos colegios. También trabajamos con personas con adicciones. Estamos encargados del Proyecto Hombre y del acompañamiento en hospitales, acompañando a los enfermos que no tienen recursos, y en las puertas para ayudar a las personas que entran, que no saben adónde ir porque son hospitales muy grandes. Lo estamos relanzando en todos los hospitales de España. Tenemos algunos grupos de acompañamiento en la calle. También estamos en el aeropuerto, con este problema que ha habido recientemente en Barajas con los que no tienen hogar.

12
comentarios
tracking