Monseñor Jesús Sanz, con cruz pectoral, junto a los tres religiosos en México
Dos sacerdotes y un diácono de Oviedo abren una nueva misión en uno de los estados más peligrosos de México
Los religiosos pertenecen a Lumen Dei, están incardinados en la archidiócesis asturiana y empiezan «desde cero» en una zona de Guerrero donde el 95% de la población no habla español
Dos sacerdotes y un diácono pertenecientes a la asociación Lumen Dei, incardinados en diócesis de Oviedo, acaban de fundar una nueva misión en México, y lo hicieron acompañados por el arzobispo, monseñor Jesús Sanz. La misión se encuentra en el estado de Guerrero, en la diócesis de Tlapa, dentro del distrito Cochoapa el Grande y de la parroquia Arroyo Prieto, según ha informado el arzobispado asturiano.
Se trata de una misión que empieza «desde cero», tal y como explica el padre Dionisio Serrano Pascual, superior de la comunidad de Avilés y secretario general de Lumen Dei. Esta asociación pública de fieles, fundada por el jesuita Rodrigo Molina en la década de los 60 del pasado siglo, tiene su sede en Asturias y su superior es el propio arzobispo de Oviedo, por mandato del Vaticano.
Guerrero es el estado más peligroso para los sacerdotes en México, según ha explicado esta misma semana el padre Omar Sotelo, director del Centro Católico Multimedial en una entrevista con El Sol de México. «El crimen organizado ha ocupado prácticamente toda la zona. Es donde más sacerdotes han asesinado, donde más han sido amenazados y extorsionados…Guerrero es el reflejo de lo que viven muchas regiones del país; territorios dominados por el crimen donde los sacerdotes trabajan en condiciones extremas», lamenta. Desde 2009 han sido asesinadas 12 personas vinculadas a la Iglesia: nueve sacerdotes, dos seminaristas y un sacristán.
El último sacerdote asesinado en Guerrero fue precisamente hace unos días: Bertoldo Pantaleón Estrada, de 58 años, fue encontrado sin vida el pasado lunes por la mañana
Con los más pobres y abandonados
«Tenemos ya la aprobación con el visto bueno de la Santa Sede», concreta el padre Dionisio, que aclara que la asociación tuvo «un comienzo plenamente misionero con los más pobres y los más abandonados». En la diócesis, varios sacerdotes de la comunidad son párrocos y otros dos, capellanes de hospitales.
La misión que ya está en marcha en México surgió recientemente, a raíz de la fundación de una primera sede por parte de un sacerdote diocesano de Toledo, que comenzó a trabajar en la zona, especialmente abandonada. «Este sacerdote tenía amistad con el señor arzobispo de Oviedo por lo que, juntos, vieron la posibilidad de que algunos sacerdotes de la diócesis de Oviedo fueran a aquella parroquia a ayudar, porque tiene unos 90 pueblos muy apartados unos de otros y con una orografía muy accidentada. Pidieron ayuda y se acordó que podían encargarse los sacerdotes de Lumen Dei», explica el padre Dionisio.
Los dos sacerdotes y el diácono que ya están instalados y dando los primeros pasos en su nuevo destino, deberán comenzar «prácticamente desde cero» en cuanto a la evangelización de las personas que allí se encuentran, dado el nivel de abandono en el que han permanecido durante años. «No solo es un sitio de difícil acceso por la delincuencia o por las malas carreteras, sino que además, uno de los principales obstáculos para poder comunicarse allí es el idioma», explica. Y es que en San Pedro el Viejo, el pueblo en el que se asienta la actual misión de Lumen Dei, el 95% de la población no habla castellano, sino otro idioma que se llama mixteco, de gran complejidad.