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El milagro de Empel se encuentra en el origen del vínculo de España con la Inmaculada. Cuadro de Augusto Ferrer-DalmauEuropa Press

La Archidiócesis de Madrid destaca el vínculo que desde hace siglos une a España con la Inmaculada

La celebración de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción ha tenido siempre mucha importancia en España por motivos históricos

La Solemnidad de la Inmaculada Concepción tiene un estrecho vínculo con España. En Roma, el famoso monumento a la Inmaculada se encuentra en la Plaza de España, frente a la embajada de nuestro país ante la Santa Sede.

Hasta allí, cada año el 8 de diciembre, se desplaza el Papa para rezar ante la Virgen y encomendarle a la ciudad y al pueblo de Roma.

En España, la Inmaculada es la patrona de la nación, algo que muchos desconocen, ya que erróneamente piensan que la patrona es la Virgen del Pilar, en realidad, patrona de la Hispanidad.

Pero la patrona de España es la Inmaculada y así lo ha destacado la Archidiócesis de Madrid por medio de un mensaje de su delegado episcopal de Liturgia, Daniel Escobar.

Recuerda Escobar que «desde hace siglos, España conmemora de modo singular esta solemnidad de Santa María» y recuerda que «con esta celebración no se introduce una temática nueva en este tiempo de espera del Señor. Más bien se pone el acento en el comienzo de la salvación que llega a través del Señor gracias al sí de María».

«El Papa Pío IX», recuerda, «declaró el dogma de la Inmaculada Concepción en el año 1854, y es una fiesta que tiene mucha importancia en España porque fue promotora».

Pero ¿qué se celebra exactamente en este día? El delegado episcopal de Liturgia de la Archidiócesis de Madrid, Daniel Escobar, lo explica de forma sencilla.

«El 8 de diciembre celebramos la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Celebramos que María fue concebida sin pecado original, ¿y esto por qué? Pues porque el Señor la quiso preparar para una misión. Esa misión que está unida a las misiones que da Dios a lo largo de la historia. Dios no da los dones simplemente a personas individuales como un regalo, sino para algo concreto, para llevar a cabo una misión que Dios quiere hacer a través de personas concretas, de las que se sirve», explicó Daniel Escobar.

La Inmaculada y los Tercios

El origen del vínculo entre España y la Inmaculada se remonta a mucho tiempo atrás, antes de que se declarara el dogma.

En concreto al siglo XVI, durante las guerras de religión que asolaban Europa. En la guerra entre la Monarquía Hispánica y las Provincias Unidas de los Países Bajos tuvo lugar en el año 1585 un hecho milagroso atribuido a la Virgen que evitó una catastrófica derrota de las tropas españolas.

En una absoluta inferioridad numérica, los 5.000 soldados del Tercio Viejo de Zamora se enfrentaba a una dura derrota frente a los 30.000 soldados holandeses y 100 barcos enemigos.

La aparición de una tabla de la Inmaculada Concepción en una trinchera alimentó la fe de los españoles. Tras rezar ante el icono tuvo lugar un cambio meteorológico tildado de milagroso por quienes lo presenciaron.

Un viento helado hizo que se congelara la superficie del agua, lo que permitió a los españoles romper el cerco de los holandeses al mismo tiempo que las naves enemigas se veían obligadas a alejarse para evitar quedar atrapadas en el hielo.

Fue el llamado «milagro de Empel» que inspiró la frase que, según la tradición, pronunció el almirante holandés: «Tal parece que Dios es español».