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Algunos de los 124 fieles cristianos asesinados en Jaén que hoy serán elevados a los altares

Persecución religiosa en España

El «Kolbe español» y 123 mártires más de la Guerra Civil serán beatificados hoy en Jaén

El cardenal Marcello Semeraro presidirá en la catedral una solemne misa en la que serán elevados a los altares los fieles asesinados por su fidelidad a Dios

La Iglesia universal contará desde hoy con 124 nuevos beatos, y todos ellos son españoles que fueron asesinados in odium fidei entre 1936 y 1938, durante la Guerra Civil española. Entre ellos destaca el sacerdote Francisco de Paula Padilla Gutiérrez (Marmolejo, 1892- Mancha Real, 1937), también conocido como «el Kolbe español» ya que, igual que haría unos años más tarde el franciscano Maximiliano Kolbe, ofreció su vida a cambio de la de otro preso.

El cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del dicasterio vaticano para la Causa de los Santos, presidirá este sábado la celebración de la solemne misa en la catedral de Jaén a partir de las 11:00 horas en la que se elevará a los altares a estos 124 fieles cristianos que fueron asesinados por negarse a renegar de su fe y perdonando a sus verdugos. «Tras un proceso cuidadoso, la Iglesia del Señor va a reconocer su muerte violenta como martirio, ya que murieron in odium fidei en esta tierra del Santo Reino», afirmó el obispo emérito de Jaén, monseñor Amadeo Rodríguez Magro, durante una misa preparatoria celebrada este miércoles.

Francisco de Paula Padilla, «el Kolbe español», será proclamado beato hoy

Las biografías de los nuevos beatos conmocionan por la extrema crudeza con la que fueron ejecutados muchos de ellos. Francisco de Paula Padilla Gutiérrez, «el Kolbe español», era el párroco de San Martín, en Arjona, cuando fue martirizado el 3 de abril de 1937. Un padre de familia con seis hijos había sido sentenciado a muerte, y el sacerdote suplicó a sus verdugos que le dejaran en libertad a cambio de su vida. Aunque sorprendidos, los milicianos accedieron.

Su párroco, también mártir

Padilla Gutiérrez había nacido en Marmolejo 44 años antes. El sacerdote que lo bautizó al día siguiente de su nacimiento, Francisco de Paula Aranda Cabrera, que continuaba en 1936 en la misma parroquia, también fue martirizado durante la Guerra Civil. Ingresó en el seminario de Jaén como alumno interno en el curso 1904-1905. En las Témporas de Pentecostés de 1916, en Córdoba, recibió el presbiterado. La primera misa solemne la celebró en Marmolejo el 2 de julio de 1916, como consta en el recordatorio impreso para aquella fecha. No se sabe con certeza la fecha exacta en la que se le encomendó –después de 1930– la parroquia de San Martín, en Arjona. Allí encontraría la muerte en 1937.

Los 124 mártires que serán beatificados hoy –109 sacerdotes, una religiosa y 14 laicos– están divididos en dos grupos: el del sacerdote diocesano Manuel Izquierdo Izquierdo y 58 compañeros mártires, y el del también presbítero secular Antonio Montañés Chiquero, junto a 64 compañeros que sufrieron martirio.

Un médico beato

La biografía de Pedro Sandoica y Granados (Linares 1876 - Mengíbar 1936) también merece ser destacada. Fue un médico que desarrolló su trabajo profesional en Villargordo entre los más pobres, además de implicarse en otras actividades para procurar la justicia social con los obreros. Comprometido con tareas apostólicas y de piedad, fomentó la devoción al Santísimo Sacramento y al Sagrado Corazón de Jesús. Casado y sin descendencia, en la localidad de Villargordo se repite frecuentemente el nombre de «Pedro María», como prueba de los varios niños pobres que el matrimonio apadrinaba desde su nacimiento. Aparece en la lista de detenidos «de la ermita del Cristo de la Salud», entre el 24 y el 25 de septiembre de 1936 por orden del Frente Popular. Fue asesinado el mismo día 25.

Obdulia Puchol Merino (Martos, 1900- Monte Lope Álvarez, 1936) se quedó viuda muy joven y se dedicó a hacer obras de caridad. Hija de padres muy cristianos, la parroquia encontró en ella su mejor colaboradora. Su obra más importante consistió en la creación de una residencia para los transeúntes pobres, en la cual les facilitaba alimentos, dormitorio y servicios sanitarios. Contó con la ayuda de las Conferencias de San Vicente de Paúl, precisamente fundadas en la parroquia y presididas por su padre, Antonio Puchol, que a su vez era médico forense de la localidad. El día que recibió la palma del martirio vestía el hábito de San Francisco, pues también era Terciaria Franciscana Seglar.

Pero las historias de estos 124 beatos que proclamará hoy la Iglesia son todas ellas notables. Se pueden conocer accediendo a la página web que ha habilitado la diócesis de Jaén.