Marta Alarcón de la Lastra explica por qué entra en las Misioneras de la Caridad
«Soy Marta, tengo 31 años y el próximo 7 de enero entro en las Misioneras de la Caridad»
«Me gustaría poder dar ese amor que yo he recibido; ser el instrumento de Dios para toda esta gente que no ha recibido este amor», confiesa la joven madrileña en un vídeo que se ha viralizado esta Navidad
«Hola a todos. Soy Marta. Tengo 31 años. Estoy aquí porque me han pedido que haga este vídeo. Yo no soy muy fan de exponerme, pero bueno, aquí estoy por amor y vengo a contaros que el 7 de enero de 2026 voy a entrar con las Misioneras de la Caridad, que son las hermanas de la Madre Teresa de Calcuta». Así comienza su testimonio Marta Alarcón de la Lastra Riva, una joven profesora de Primaria en el Holy Mary Catholic School de Madrid, en un vídeo que ha corrido como la pólvora en numerosos grupos de WhatsApp.
«Bueno, pues yo consagro mi vida, Dios consagro mi vida a los pobres y a una entrega total», prosigue Marta. La joven reconoce que «no ha sido una decisión fácil, ni tampoco de la noche a la mañana, sino que ha sido un discernimiento de cinco años donde yo he estado buscando, mirando en mi interior, leyendo, haciendo caso a eso que yo sentía».
«Ahora, el 7 de enero, lo dejo absolutamente todo, hago un desprendimiento muy fuerte y total de lo que es mi vida entera, mi familia, mis amigos, mi trabajo, mis ahorros, mi casa, comodidades, todo, para dedicarme a los más pobres de los pobres y a Dios», prosigue la joven madrileña. Tras su ingreso en las Misioneras de la Caridad, permanecerá de seis meses a un año en Madrid, en la casa que dirigen las religiosas junto a la Ermita del Santo «para hombres con sida y hombres que recogen de la calle». «Luego me iré dos años a Roma, y después me iré a una misión por el mundo, donde Dios quiera y donde Dios solo sabe», agrega Marta.
«Dios me llena el corazón»
«Esto no es un camino de rosas», reconoce, pero ha tomado la decisión porque «estoy siguiendo lo que creo que es la voluntad de Dios». «Sólo deseo hacer su voluntad y creo que ese es el camino de mi vida», confiesa con rotundidad. «La única certeza que yo tengo en la vida es que Dios me llena el corazón, me llena el alma, llena todo mi ser», subraya. «Lo quiero todo: o todo o nada. No hay medias tintas», insiste.
Sobre su futura vida dedicada a «los pobres de entre los pobres», señala que «todos tenemos pobrezas en nuestro interior, y todos somos pobres, y esas pobrezas solo las llena Dios, solo las puede transformar Dios». «Me gustaría poder dar ese amor que yo he recibido; ser el instrumento de Dios para toda esta gente que no ha recibido este amor, que creo que también lo merece de la mano de Dios», señala.
Marta es una treintañera más de Madrid, que no considera estar dotada de unas cualidades extraordinarias: «Yo no soy ninguna santa, no soy perfecta, soy pecadora, soy muy pequeñita, pero bueno, los santos también se equivocaban, los santos también cometían errores. Y yo quiero ser santa», sentencia. «Solo Dios basta», concluye, parafraseando a Santa Teresa de Jesús, para despedirse: «Estaré rezando mucho por todos. Rezad también por mí».