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03 de mayo de 2024

Sebastián Schuff y Rafael Murillo, durante la ponencia

Sebastián Schuff y Rafael Murillo, durante la ponencia

XV Congreso Católicos y Vida Pública

Sebastián Schuff: «Si América Latina le devuelve al mundo lo que España le dio, todo puede cambiar»

El presidente del Global Center for Human Rights ha sido el ponente de la mesa redonda Organismos internacionales y descristianización de los pueblos, en el XXV Congreso Católicos y Vida Pública en

En la tarde de esta segunda jornada del Congreso Católicos y Vida Pública, la mesa redonda ha tenido como invitado principal a Sebastián Schuff, presidente del Global Center for Human Rights. El ponente ha estado presentado por Rafael Murillo Ferrer, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad CEU San Pablo, quien ha destacado de Schuff que es «coherente con su forma de evangelizar».
Por su parte, el presidente del Global Center for Human Rights ha comenzado su intervención recordando la letra de la canción Imagine, de John Lennon, que ha definido como un «himno cristiano» y a su compositor como «el predicador más importante del siglo XX». «Cuando te pide que te deshagas del cielo y el infierno, está pidiendo que nos deshagamos del dogma y la ortodoxia», ha explicado.
Su ponencia, titulada Organismos internacionales y descristianización de los pueblos, ha continuado con una descripción del universalismo: «la ideología de los derechos humanos, el credo oficial de las élites occidentales», lo ha explicado Schuff. En principio, nada parece indicar una relación con el Beatle y su Imagine, pero el ponente ha continuado: «Lo que Lennon hizo al componer su himno fue expresar el pensamiento de las élites gobernantes supranacionales, que están todas concentradas en la ONU».
¿Qué tienen en común Joe Biden, Bill Gates, Pedro Sánchez y la ONU? Tras lanzar esta pregunta al público ha respondido que lo que les une es el universalismo -«que algunos llaman globalismo», ha apuntado-. «Ya Rockerfeller ponía mucho dinero en erradicar el pecado del mundo, y de ahí surgen todos los Gates y los Soros que hacen lo mismo», ha analizado. Estos nuevos pecados, ha especificado, serían: «la homofobia, la transfobia, el defender la vida o profesar la fe públicamente».
En relación a esa «ideología de los derechos humanos», Schuff se pregunta cómo es posible que en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en los posteriores tratados suscritos por todos los países de las Naciones Unidas se diga una cosa y se haya interpretado la contraria. Así lo ha explicado: «Los órganos que los interpretan (los tratados) han interpretado el derecho a la vida, en lo contrario: el derecho de abortar a un niño en cualquier momento del embarazo o acabar con su vida si tiene alguna enfermedad o discapacidad». El proceso mediante el que esta traducción del lenguaje se ha realizado la llama Schuff «reinterpretación evolutiva».
«Los nuevos derechos surgen de una resignificación de los conceptos y el lenguaje», ha continuado el presidente de Global Center for Human Rights. Sobre esto, ha explicado que ninguno de ellos viene de una tradición política en particular -«España no inventó el género, ni Argentina, ni EE.UU.»- sino que es en lo órganos supranacionales donde «todo el lenguaje se consensua y de ahí baja a los países», ha afirmado. En este sentido, ha indicad que el 80 o el 90 % de las negociaciones en los salones de estos órganos son sobre «género, aborto, fomento de hormonización de niños y mutilación de órganos sanos». Es allí, afirma, donde se ha cambiado el aborto por salud sexual y se han introducido términos como salud reproductiva o educación sexual integral. «Así es como en todos los países tenemos los mismos términos: orientación sexual, por ejemplo», ha explicado.
La mesa redonda de Schuff ha terminado con un apunte esperanzador. «Si América Latina, el Caribe y África empieza a devolver todo lo que España le dio, puede cambiar el mundo y la constitución de todo lo que ocurre en las fábricas de poder global». Es en los países de estas regiones del mundo donde se prevé un mayor aumento de la población cristiana desde ahora hasta 2050. «Quizá sea el momento de devolverle a España y al mundo lo que nos dio», ha concluido.
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