A pesar de su historia reciente, la flecha amarilla es uno de los símbolos más reconocidos del Camino de Santiago. Junto a ella, la también famosa vieira o concha, que portaban como premio los peregrinos de regreso a sus hogares. Ambas simbolizan hoy la Ruta de Santiago de Compostela.
La flecha amarilla, pintada a brocha en calzadas, casas, vallas o árboles tiene un origen reciente, ya que nació en 1984 por iniciativa de un sacerdote de O Cebreiro, Elías Valiña, que señalizó desde Roncesvalles hasta Santiago, todo el Camino Francés.
Después de la flecha amarilla, otra señal identificadora del Camino, en este caso ya histórica, es la vieira o concha, que podemos encontrar en multitud de iglesias o monumentos, y en todas las señales del Camino.
La vieira ya aparece citada, como símbolo jacobeo, en el Códice Calixtino, (siglo XII), pero se trata de la concha de un preciado molusco que se pesca en las costas de Galicia. En su origen era prueba única de haber concluido con éxito el peregrinaje, ya que su venta estaba prohibida en otros lugares que no fuesen Santiago de Compostela. Por eso todo un barrio al norte de la ciudad acabó denominándose de Os Concheiros, situado en la entrada del Camino Francés, al establecerse en él el gremio que vendía las conchas.
El sacerdote Elías Valiña (Sarria, 1929-1989) fue uno de los más importantes conservadores del Camino de Santiago como ruta de peregrinación y turismo.
La relación de Valiña con la ruta jacobea es admirable. Licenciado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Comillas y doctorado por la Universidad Pontificia de Salamanca, en los años 1961 y 1962 redactó la tesis El Camino de Santiago. Estudio histórico-jurídico, y en 1984 emprendió la tarea de señalizar todo el Camino de Santiago, con flechas amarillas, desde Francia hasta Compostela.
Valiña acometió tal trabajo de señalización, que se considera la delimitación más segura de los tramos originales de la ruta jacobea.
Su meritorio trabajo hizo que fuera nombrado por unanimidad comisario del Camino de Santiago durante el I Encuentro Jacobeo celebrado en Compostela en 1985. La última voluntad de Elías Valiña fue que su familia mirara por la conservación de la flecha amarilla en el Camino, solicitud que cumplen sus descendientes, con la ayuda de las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago.
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