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07 de mayo de 2024

El patriarca latino en Tierra Santa, el franciscano Pierbattista Pizzaballa

El patriarca latino en Tierra Santa, el franciscano Pierbattista PizzaballaEFE

Guerra en Tierra Santa

El patriarca de Jerusalén se ofrece a Hamás a cambio de niños rehenes: «Estoy listo para un intercambio»

La Santa Sede le ha confirmado que posee el permiso para intentar recuperar a los retenidos por el grupo terrorista y devolverlos a casa

«Estamos dispuestos a todo, estamos preparados para cualquier cosa que pueda conseguir devolver la calma a esta escalada». Estas han sido las palabras del patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, tras explicar que está «dispuesto a todo», incluso a ofrecerse en un intercambio, para que Hamás libere a los rehenes tras el ataque del 7 de octubre.
«¿Si estoy listo para un intercambio? Cualquier cosa», añadió, «incluso si puede conducir a la libertad y llevar a esos niños a casa no hay problema». «Por mi parte», aseguró en una rueda de prensa online con un grupo de periodistas en Italia, hay «disponibilidad absoluta».
A la pregunta de si la Santa Sede ha dado permiso, el patriarca latino de Jerusalén ha confirmado que posee la disponibilidad para intentar recuperar a los rehenes, al menos una parte de ellos. «Esto es lo que se intenta», reconoció, a pesar de que sabe que «es muy difícil» porque para mediar «hay que tener interlocutores». Y ahora mismo con Hamás «no se puede hablar».
Al hilo, explicó que el regreso de los rehenes podría ser un elemento «para desbloquear la situación» y que «hay que intentarlo por todos los medios porque es un gesto que podría hacer repensar el desarrollo (de la crisis) o, al contrario, será muy difícil detener esto».
Además, puntualizó para «ser claro», que quieren ver si se puede llegar a alguna mediación para intentar que vuelva a casa algún rehén. «Estamos buscando un canal de comunicación».
El máximo representante de la Iglesia Católica en Tierra Santa expresó su dolor por un país, Israel, «que ha cambiado de manera radical» y ante «una barbarie injustificable e incomprensible» y su preocupación por lo que pueda ocurrir en Gaza.
Para tratar de acercar la realidad, Pizzaballa describió la situación del cerca de millar de cristianos que se encuentran en la Franja de Gaza y que viven refugiados en centros eclesiásticos –unos 500 en la Iglesia latina, 400 en la iglesia greco-ortodoxa y otros 300 en el centro protestante– y «que por el momento están bien. No ha habido muertos, pero no saben qué hacer».
«Están todos ellos en la parte norte», explica Pizzaballa, la más amenazada ante una posible ofensiva por parte de Israel, y «no saben qué hacer, porque no saben dónde ir y moverse es aún más peligroso, pero los víveres empiezan a escasear» y por ello se está haciendo de todo para «intentar abrir corredores humanitarios para que entren en la Franja bienes de primera necesidad».
Pizzaballa reconoció que están «atónitos» y «consternados» por «tanto odio» y que ahora se teme «que la operación de tierra, o como se llame, y que la crisis humanitaria cause aún más víctimas». Y agregó que el otro temor es que este conflicto se convierta en un conflicto regional, «que abarque no sólo Gaza o posiblemente Cisjordania, sino también Líbano y entonces el mundo islámico. Los temores de una expansión regional son reales, y no lo digo por decir».
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