En los años 60, una época en la que se perpetraron tantos dislates urbanísticos en España, la piqueta se llevó por delante la iglesia de San Esteban Protomártir de Cuenca, un templo que hundía sus raíces en el siglo XIV. En 1959, el entonces obispo titular de la diócesis castellana, monseñor Inocencio Rodríguez Díez, convocó un concurso para la edificación del nuevo edificio. Fisac presentó un proyecto rompedor, «Gaviota», que obtuvo el segundo premio, pese a tratarse del más interesante arquitectónicamente, según coinciden la mayoría de los expertos. El arquitecto proponía un espacio conformado en planta por un sector circular de 90º y una cubierta de conchas autoportantes prefabricadas en hormigón, cuya sección evocaba lejanamente el perfil alado de aquella ave. Sin embargo, y pese a la polémica que se suscitó, la obra nunca vería la luz