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20 de abril de 2024

Immacolata Chaouqui, en una imagen tomada de su página web

Immacolata Chaouqui, en una imagen tomada de su página web

Caso Becciu

Immacolata Chaouqui, ya condenada por Vatileaks II, vuelve a escena en el caso Becciu

Respaldó la declaración acusatoria contra el cardenal haciéndose pasar por un magistrado. Los abogados de Becciu aseguran que se certifica «una oscura maquinación para dañarlo»

El juicio en el Vaticano por la presunta malversación de fondos en el que está imputado el cardenal Becciu ha dado un giro sorprendente en la última semana. El fiscal del caso, Alessandro Diddi, ha recibido una serie de mensajes de chat en los que figura Francesca Immacolata Chaouqui, ya condenada por la justicia vaticana en 2016, por la revelación de documentos secretos.
Se trata de mensajes intercambiados entre Chaouqui y Genoveffa Ciferri, una amiga de monseñor Alberto Perlasca, el principal testigo de la acusación, quien estaba a las órdenes de Becciu en la Secretaría de Estado. Esta información deja en evidencia que Perlasca contó con el asesoramiento de ambas a la hora de redactar una primera declaración de este empleado del Vaticano ante el tribunal, con detalles que más adelante tuvo que rectificar.

Un historial conflictivo

La irrupción de Immacolata Chauqui en este caso se presenta como un intento de desacreditar a Perlasca. La imagen de esta relaciones públicas italiana, exempleada de Ernst & Young Italia, quedó muy deteriorada durante su presencia en el Vaticano. Fue contratada en el año 2013 para trabajar en la comisión que debía controlar la estructura económica del Vaticano, a las órdenes del sacerdote español Lucio Vallejo, quien también terminó condenado por revelación de secretos en 2016.
La propia Chauqui reconoció, cuando comenzó el juicio contra Becciu, que había tenido numerosos enfrentamientos con el cardenal. Pese a todo, le deseaba que pudiera «defenderse con dignidad y coraje». La realidad es que ahora se verá obligada a declarar sobre su participación en este nuevo caso. El fiscal le ha convocado, junto a Ciferri, a declarar ante el tribunal vaticano en el próximo mes de enero.
Los abogados del cardenal aseguran que «se ha constatado que cuando Becciu, en julio de 2021, apenas conocidas las acusaciones, hablaba de 'una oscura maquinación para dañarlo', estaba diciendo la verdad». Sostienen que Perlasca «ha confesado haber realizado el documento de acusación que entregó a los magistrados, con la ayuda de dos señoras, una de las cuales se hacía pasar por un anciano magistrado, capaz de orientar la investigación».

Un anciano magistrado

En diversas comunicaciones entre Ciferri y Perlasca, la primera le dice que cuenta con el asesoramiento de un 'anciano magistrado', que finalmente se descubre que era Immacolata Chaouqui. Genoveffa Ciferri ya había sido mencionada en anteriores ocasiones en el proceso, ya que el cardenal Becciu la acusó de presentarse como exmiembro de los Servicios Secretos italianos y amiga de Perlasca para amenazarlo de malos modos.
La colaboración de estas dos mujeres con el principal testigo de la acusación a la hora de redactar su testimonio es importante. Lo es porque, en un primer momento, Perlasca dijo que lo había redactado él solo, sin ayuda. Mientras que en una segunda comparecencia reconoció haber recibido ayuda de otras personas, pero que no recordaba sus nombres. En la última comparecencia ha confesado que, en el formato de pregunta y respuesta en que se presentó su declaración, «las respuestas son totalmente mías, mientras que los temas son los que planteaba Ciferri. Me dijo que para ello había contado con el asesoramiento de un 'anciano magistrado'».
La irrupción en escena de Chauoqui viene a completar un final de año de esperpento en este proceso. Hay que recordar que hace un par de semanas asistimos a la revelación de una conversación grabada al Papa sin su consentimiento, por parte del cardenal Becciu.
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