Quedan menos de cincuenta días para que de comienzo el mayor encuentro de jóvenes con el Papa Francisco: la Jornada Mundial de la Juventud se celebra en la ciudad portuguesa de Lisboa del 1 al 6 de agosto de 2023, después de haber sido aplazada
por la pandemia.
A todos los peregrinos y voluntarios les ha encargado una misión antes de viajar a Portugal para la JMJ: «vayan a encontrar a sus abuelos o hagan una visita a un anciano que esté solo», ha instado en una
carta escrita para la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. «La Iglesia y la sociedad nos necesitan», ha afirmado el Santo Padre sobre la petición de este gesto concreto.
En el texto, Francisco expresa que «el Señor desea que no dejemos solos a los ancianos, que no los releguemos a los márgenes de la vida, como por desgracia sucede frecuentemente».
Esta relación con personas de generaciones anteriores «ayuda al joven a no reducir la vida al presente y a recordar que no todo depende de sus capacidades», afirma el Santo Padre su mensaje. Pero, a la vez, para los mayores, «la presencia de un joven les da esperanza de que todo lo que han vivido no se perderá y que sus sueños pueden realizarse».
El obispo de Roma une ambas jornadas con su mensaje, la Mundial de los Abuelos y la de la Juventud: «Su proyecto de amor atraviesa pasado, presente y futuro, abraza y pone en comunicación las generaciones. Es un proyecto que va más allá de nosotros mismos, pero en el que cada uno de nosotros es importante».
Por ello, pide a las nuevas generaciones «ir más allá de esa inmediatez en la que se confina la realidad virtual» y pide el «gesto concreto». El Santo Padre insta a los jóvenes a «pasar de la imaginación a la realización para abrazar a los abuelos y a los ancianos», y propone que lo hagan antes de viajar a la JMJ.
Por su parte, a los ancianos les ha pedido también «acompañar en la oración a los jóvenes que van a celebrar la JMJ. Estos muchachos son la respuesta de Dios a sus peticiones, el fruto de lo que sembraron», dice.