Fundado en 1910

04 de mayo de 2024

San Juan Pablo II paseando por los lagos de Covadonga, en Asturias

San Juan Pablo II paseando por los lagos de Covadonga, en AsturiasEFE

45 años del inicio del pontificado de san Juan Pablo II, el Papa «magno» que quiso ser aviador

La Iglesia celebra este domingo la fiesta del Papa peregrino, el gran líder espiritual del siglo XX cuyo pontificado batió Récords Guinness

Cuentan que, cuando era un niño, Karol Wojtyła no quería ser sacerdote, sino piloto. «Un polaco puede llegar a ser un segundo Lindbergh pero no puede llegar a ser Papa», respondía Lolek, como le conocían cariñosamente en su familia, cuando le preguntaban. Años después, el Pontífice tal vez pensaba en esta anécdota –recogida en el libro Dos Papas santos. Juan XXIII-Juan Pablo II– mientras daba vueltas al mundo en avión.
Este domingo, como cada 22 de octubre, la Iglesia Católica celebra la fiesta de san Juan Pablo II, conmemorando la fecha de inicio de su papado, en 1978. Se cumplen, por tanto, 45 años desde el inicio de un Pontificado extraordinario, que acumula Récords Guinness: Wojtyla fue el Papa que declaró más santos –482 canonizaciones y 1.334 beatificaciones–, el que reunió a una mayor multitud –entre cuatro y cinco millones de personas en Manila, en 1995–y el que realizó más visitas internacionales –125 países, en un total de 193 viajes al extranjero–.
El Papa Juan Pablo II en su llegada al aeropuerto de Malabo, donde fue recibido por el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Ngema.

El Papa Juan Pablo II en su llegada al aeropuerto de Malabo, Guinea EcuatorialEFE

Un santo de nuestro tiempo

San Juan Pablo II es «un santo de nuestro tiempo –escribe el poeta y columnista de El Debate Enrique García-Máiquez en La casa de los santos– porque nuestra época cayó a plomo sobre él». Nació en la localidad polaca de Wadowice en 1920 y creció en un hogar fervientemente católico, pero su juventud estuvo marcada por la invasión nazi en Polonia. El joven Karol se inscribió en la universidad, hasta que los nazis la cerraron en 1939. Trabajó entonces durante varios años en una cantera y luego en una fábrica química, al mismo tiempo que asistía a los cursos de formación del seminario clandestino de Cracovia.
Fue ordenado sacerdote con 26 años, después de la guerra. En 1958, se convirtió en obispo auxiliar de Cracovia: escogió como lema episcopal Totus Tuus, una expresión de amor a la Virgen María que mantuvo durante todo su Pontificado. También participó activamente en el Concilio Vaticano II y, cuando este terminó, fue creado cardenal, convirtiéndose en el segundo más joven de aquella época, con 47 años. «Bajo la opresión del comunismo –continúa García-Máiquez– se alzó como referente espiritual de su patria».
Cuando murió el beato Juan Pablo I en 1978, Wojtyła fue elegido Sumo Pontífice y adoptó el nombre de Juan Pablo II en honor a su predecesor. «Su Papado dio la vuelta a su tiempo; (...) significó un cambio de marea en el océano de la Historia», concluye García-Máiquez. Como papa, san Juan Pablo II destacó por su liderazgo, particularmente por su papel en la caída de los totalitarismos comunistas en Europa. Fue también un gran crítico de los excesos del sistema capitalista y un gran evangelizador: las Jornadas Mundiales de la Juventud –y los Encuentros mundiales de la Familia– fueron iniciativa suya.
El Sumo Pontífice, Juan Pablo II, en Sevilla

El Sumo Pontífice, Juan Pablo II, en SevillaEFE

Ante todo, sacerdote

El periodista y miembro de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) Luis Apostúa describió al Papa en su celebrada visita a España en 1982 como «un hombre poco charlador y gran rezador». En el citado Dos papas santos se relata la historia del viaje de san Juan Pablo II al Congreso Internacional Eucarístico de Breslavia, en 1997. Tras celebrar la misa, todo su equipo estaba pendiente de que saliese, para continuar con el apretado programa de actividades… pero el Papa seguía dentro, rezando. 15 minutos, media hora, una hora… hasta que, dos horas más tarde, salió. «¡Y después los sacerdotes decimos que no tenemos tiempo para la oración de acción de gracias!», comentaba el secretario del cardenal Macharski.
«Nada más morir –destaca García-Máiquez– le adjudicamos el sobrenombre de Magno: por las dimensiones de su figura, sí, y por la amplitud de su actividad». Y, sin embargo, los que le conocieron destacan de él su gran humildad. «Lo que más me llamó la atención del Papa fue su experiencia del sacerdocio, que determinó quién era», comentaba en una entrevista a Brújula cotidiana el postulador de la causa de canonización de san Juan Pablo II, Slawomir Oder.
Sin perder nunca la esperanza ni el buen humor, reivindicó el poder transformador del arte y la literatura –a la vez que trabajaba en la cantera, en Cracovia, promovía un grupo de teatro clandestino– y puso al amor humano y la unión conyugal en el centro de su mensaje teológico. Un Papa peregrino, en definitiva, que hace 45 años empezó a caminar y que hasta su muerte había recorrido 1.300.000 kilómetros, casi tres veces la distancia entre la Tierra y la Luna. El pequeño Lolek, con sus sueños de aviador, sin duda estaría orgulloso.
Comentarios
tracking