El Papa Francisco se ha reunido en el Vaticano con niños soldado, obligados a luchar en conflictos en África
Entrevista con Antonella Napoli, autora de La luz más allá de la oscuridad
La utilización de niños soldados en Gaza, peones de Hamás, la preocupación del Papa Francisco
El Papa Francisco expresó su profunda preocupación por la situación de los niños soldado en distintas partes del mundo, especialmente en África, así como por las tragedias de menores masacrados o secuestrados en Oriente Medio
La periodista italiana Antonella Napoli ha publicado recientemente el libro Luce oltre il buio (Luz más allá de la oscuridad) con la editorial All Around, que relata el horror y el rescate de niños soldado, un fenómeno de actualidad debido al conflicto en Israel y Palestina. En este contexto, los menores son entrenados y desplegados en Gaza, utilizados como armas de guerra en situación de conflicto. Las Naciones Unidas también han denunciado la explotación de las milicias sobre la pobreza y el abandono de los más pequeños.
El Papa Francisco se centra en el dolor que sufren estos niños, arrancados de sus hogares, expuestos a traumas emocionales y físicos, y privados de su derecho fundamental a una infancia segura y a la educación.
Tras el atentado del 7 de octubre en Israel, en el que se atacaron los kibutz y se produjo la masacre de cientos de civiles, las organizaciones internacionales de derechos humanos denunciaron el reclutamiento de niños soldado en medio de la escalada del conflicto en Oriente Medio. Asimismo, el viernes 1 de diciembre, terminó una pausa de siete días en las hostilidades en Gaza y se reanudaron los bombardeos, que en un día han matado a más de 700 personas, incluidos niños, según Save the Children.
Hamás utilizaría a niños de tan solo 12 años para luchar contra el ejército israelíAutora de 'Luz más allá de la oscuridad'
–¿Cuál es la situación en Gaza de los niños reclutados por Hamás? ¿Qué pruebas se han encontrado para apoyar esta denuncia?
–Según la denuncia de algunos grupos de activistas y voluntarios, Hamás utilizaría a niños de tan solo 12 años para luchar contra el ejército israelí. Algunos vídeos, fechados el 15 de octubre de 2023, encontrados en internet por South First Responders y que circulan por las redes sociales, muestran a decenas de niños en edad escolar siendo entrenados por comandantes de Hamás en campos de entrenamiento de estilo militar.
En estos vídeos, analizados por expertos independientes, se reconoce claramente a niños camuflados y armados, captados al amanecer en sus casas antes de partir en un convoy de motocicletas y furgonetas. Las imágenes fueron grabadas por los cabecillas antes del atentado de Kfar Aza y encontradas en los cadáveres de los terroristas abatidos por el ejército israelí.
–¿Por qué deberían las autoridades israelíes plantearse cambiar las disposiciones del código militar y penal relativas a los niños implicados en conflictos bélicos?
–Porque utilizar niños en conflictos es un delito. Como se estipula en el Estatuto de la Corte Penal Internacional, aprobado en 1998, el alistamiento de niños menores de 15 años (posteriormente se aumentó a 17) en las fuerzas armadas nacionales y su utilización en la participación activa en hostilidades, tanto en conflictos internacionales como internos, es un crimen de guerra. Además, el Convenio n.º 182 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), adoptado en 1999, define el reclutamiento forzoso y obligatorio de niños como una de las peores formas de trabajo infantil y lo prohíbe.
La cifra general de niños soldados contabilizados en el mundo es de 350.000Autora de 'La luz más allá de la oscuridad'
–¿Está aumentando el fenómeno del reclutamiento de niños soldado en el mundo?
–Según el último informe anual de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre los niños y los conflictos armados, en 2022 se cometieron un total de 27.180 violaciones graves contra los niños, lo que supone un nuevo récord desde que se hace un seguimiento. Las cifras son anteriores al actual conflicto palestino-israelí y, por tanto, no tienen en cuenta que desde el 7 de octubre en Israel y la Franja de Gaza han muerto más de 4.642 niños y más de 9.000 han resultado heridos. En estos momentos la cifra general de niños contabilizados en el mundo es de 350.000.
–¿Cuáles son las condiciones de vida de los niños utilizados en guerras y conflictos?
–Además de estar expuestos a los peligros de la batalla y las armas, los niños soldados son tratados brutalmente y castigados severamente por los errores cometidos: por ejemplo, un intento de deserción puede llevar no solo a la segregación, sino también a ejecuciones sumarias. Se les obliga a consumir drogas, se utiliza a las mujeres como esclavas sexuales y se les viola. Se les priva para siempre de su condición de niños. Pierden su inocencia para siempre.
Estos niños arrebatados demasiado pronto de la infancia se ven obligados a cometer crímenes terriblesAutora de 'La luz más allá de la oscuridad'
–¿Qué soluciones podrían aplicarse para evitar este fenómeno?
–La única medida disuasoria posible puede ser la aplicación de sanciones más eficaces que hagan intolerable la utilización de niños en las guerras. Que se considere intolerable en todo el mundo y bajo cualquier circunstancia, ya que la participación de niños en conflictos armados representa un estado invasivo y trágico de explotación de la infancia a nivel mundial. Una dramática devastación y mutilación del tejido de la vida en muchos países. Una forma de violación extrema y sistemática de los derechos básicos y fundamentales de los niños.
–¿Podría compartir una historia que le haya conmovido o afectado personalmente?
–Entre los testimonios más intensos está el de Grace, de 13 años. Me contó que creció sin conocer otra cosa que la guerra. Estaba en quinto curso pero sabía que tarde o temprano tendría que luchar como sus hermanos mayores. Un día, antes de empezar las clases, llegaron unos rebeldes y la reclutaron a la fuerza. La llevaron a una base no muy lejana, donde pronto comenzaría el entrenamiento.
En el campamento militar le dijeron que el país estaba sufriendo grandes tensiones, que se necesitaba la ayuda de todos, incluso de los niños. Intentó protestar. Encontró fuerzas para decir que aún eran demasiado jóvenes, que entre ellos había niños de apenas seis años. Pero todo fue inútil. En pocas horas ya tenía un rifle en las manos y se había visto obligada a aprender a matar. De todas las historias se desprende una realidad cruda y devastadora. Estos niños arrebatados demasiado pronto de la infancia se ven obligados a cometer crímenes terribles. A masacrar tanto a los enemigos como a los habitantes ordinarios de las áreas que rodean las zonas de conflicto.
Niños en Dibaya, RDC, donde varios niños han abandonado sus hogares para unirse a las milicias.
El testimonio de Grace
Antonella Napoli comparte con los lectores de El Debate las palabras directas de Grace, una joven africana que vivió la traumática experiencia de ser obligada a convertirse en una niña soldado:
Nos enseñaron que para sobrevivir teníamos que matar, incluso utilizando métodos inhumanos. Aprovechándose de nuestras mentes vulnerables e impresionables, nos convirtieron en máquinas de guerra. Luché durante mucho tiempo, pero cuando un día me encontré con un grupo de soldados, decidí entregarme a ellos. Había conocido a los líderes de los movimientos rebeldes, de algunos había sido esclava sexual. Me pidieron que les dijera dónde estaban, que testificara contra ellos. Debido a la dificultad de reunir pruebas concretas y testigos, los crímenes cometidos hasta entonces siempre habían quedado impunes.
Al principio tuve miedo, pero luego encontré la fuerza para hablar ante un tribunal y revelar al mundo las atrocidades de las que había sido objeto, pero que también había cometido, junto con muchos otros niños soldado. Mi vida debería haber sido más fácil tras escapar de las filas del grupo rebelde que había ensangrentado mi aldea. Pero los años pasados en el monte, luchando y matando, son solo una parte de mi historia. Me secuestraron cuando tenía 10 años. Me violaron y me obligaron a luchar.
La primera vez que maté a un hombre tenía 11 años. Temo haber contraído enfermedades sexuales porque siempre tengo dolor en el vientre. Una vez me violaron por turnos entre 12. Pensé que moriría. Me golpearon tan fuerte que perdí parcialmente el oído. Todas las noches desde entonces tengo pesadillas, me siento como una cualquiera. Aún recuerdo su peso sobre mí, llevo las marcas de aquella violencia como cicatrices indelebles, y a veces me dan ganas de arrancarme la piel.
Ahora he crecido y sigo deseando que alguien me cuente cuentos de hadas para poder dormir. Soy mayor, pero a veces me siento como si tuviera cinco años, a veces cien. Amo tanto la vida y a la gente. No puedes entender cuánto... y sin embargo hay veces que me gustaría desaparecer, dejarme deslizar en la nada como el agua. Desearía sentir las sensaciones normales que sienten los demás, detener el tormento implacable de mis recuerdos. No será fácil, pero mientras tanto he vuelto a sonreír. Estoy más serena. Estoy viva.
Al principio tuve miedo, pero luego encontré la fuerza para hablar ante un tribunal y revelar al mundo las atrocidades de las que había sido objeto, pero que también había cometido, junto con muchos otros niños soldado. Mi vida debería haber sido más fácil tras escapar de las filas del grupo rebelde que había ensangrentado mi aldea. Pero los años pasados en el monte, luchando y matando, son solo una parte de mi historia. Me secuestraron cuando tenía 10 años. Me violaron y me obligaron a luchar.
La primera vez que maté a un hombre tenía 11 años. Temo haber contraído enfermedades sexuales porque siempre tengo dolor en el vientre. Una vez me violaron por turnos entre 12. Pensé que moriría. Me golpearon tan fuerte que perdí parcialmente el oído. Todas las noches desde entonces tengo pesadillas, me siento como una cualquiera. Aún recuerdo su peso sobre mí, llevo las marcas de aquella violencia como cicatrices indelebles, y a veces me dan ganas de arrancarme la piel.
Ahora he crecido y sigo deseando que alguien me cuente cuentos de hadas para poder dormir. Soy mayor, pero a veces me siento como si tuviera cinco años, a veces cien. Amo tanto la vida y a la gente. No puedes entender cuánto... y sin embargo hay veces que me gustaría desaparecer, dejarme deslizar en la nada como el agua. Desearía sentir las sensaciones normales que sienten los demás, detener el tormento implacable de mis recuerdos. No será fácil, pero mientras tanto he vuelto a sonreír. Estoy más serena. Estoy viva.
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