San Pedro

La plaza de San Pedro, llena para las exequias por FranciscoEfe

El entierro del Papa Francisco se convierte en una multitudinaria muestra de cariño

Desde las 5:30 de la mañana, centenares de miles de personas tomaban el centro de la Cristiandad para dar el último adiós al Pontífice y orar por él

«Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.» Estas palabras del Evangelio de San Juan, cantadas en latín, han resonado solemnemente en la basílica de Santa María la Mayor cuando el féretro del Papa ha llegado a la iglesia. El cortejo se ha detenido frente a la imagen de la Salus Populi Romani, donde unos niños han depositado rosas blancas sobre el altar de la capilla, un gesto que el Pontífice repetía tras cada uno de sus viajes apostólicos.

A continuación, el rito de la inhumación se ha llevado a cabo de manera privada, en un momento de recogimiento absoluto. Las cámaras, respetuosas, no graban esta escena íntima, marcando el cierre de una jornada histórica.

Una hora antes había arrancado el cortejo fúnebre: el papamóvil adaptado con el féretro salía de los muros vaticanos, mientras las campanas repicaban en señal de despedida. Helicópteros han sobrevolado la ciudad, y una imponente comitiva de protección y seguridad escoltaba el féretro a su paso. Impacta la imagen de una Roma, normalmente caótica, vacía de coches y tráfico, con las calles llenas únicamente de miles de personas esperando en las aceras para ver pasar el vehículo del Pontífice. «¡Viva el Papa!», «¡Bravo!», son los aplausos y gritos que resuenan mientras el papamóvil avanzaba lentamente por las calles, en una de esas escenas que quedarán grabadas en la memoria histórica de la ciudad. En pocos minutos, el último deseo del Pontífice se haría realidad: su anhelo de estar bajo los pies de la Salus Populi Romani, la Virgen de Roma, en la basílica de Santa María la Mayor.

Un funeral multitudinario

Bajo un cielo totalmente despejado, la Ciudad Eterna ha amanecido hoy desde bien temprano con cientos de miles de fieles que, desde las 5:30 de la mañana, ya formaban largas colas en los distintos puntos de acceso de Via della Conciliazione y las calles aledañas para ingresar a la Plaza de San Pedro y estar presentes en el funeral del pontífice argentino.

El despliegue de seguridad ha sido impresionante tanto en San Pedro como en Santa María Mayor: helicópteros, drones, el ejército y unidades especiales patrullan incluso el río Tíber en lanchas neumáticas. Una auténtica marea de jóvenes, muchos de ellos llegados para participar en el Jubileo de los Adolescentes, ha llenado la plaza, ondeando banderas de distintos países.

Españoles despiden al Papa en Roma

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El despliegue de medios de comunicación es difícil de describir, y la emoción, contenida durante horas, ha estallado en varios momentos. Desde las primeras imágenes del traslado del féretro transmitidas en las pantallas gigantes, los presentes han irrumpido en largos y sentidos aplausos.

¿Qué lecturas se han escogido?

A las 10:00 horas comenzaba, puntualmente, la misa, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio. Cerca de 980 concelebrantes —entre cardenales, obispos y sacerdotes—, junto a 200 ministros extraordinarios de la Comunión y más de 4.000 presbíteros, acompañan el último adiós al Pontífice. La ceremonia avanza con la oración de la Ultima Commendatio y la Valedictio, momentos de intensa carga espiritual. Tras la amonestación pronunciada por el cardenal Giovanni Battista Re, se eleva la súplica de la diócesis de Roma, encabezada por el cardenal vicario Baldo Reina, y la oración de las Iglesias Orientales Católicas. Luego, el cardenal Re bendijo el cuerpo del Papa con agua bendita y lo incensó.

La primera lectura ha sido tomada del capítulo 10 de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro proclama que Jesús es el Juez de vivos y muertos, designado por Dios, y recuerda que todo aquel que cree en Él recibe el perdón de los pecados, cumpliendo así las promesas anunciadas por los profetas.

El salmo responsorial ha sido el Salmo 22 –El Señor es mi pastor, nada me falta–, y la segunda lectura correspondió a la Carta de San Pablo a los Filipenses, donde el apóstol afirma: «Nuestra ciudadanía está en el cielo, y de ella esperamos al Salvador, el Señor Jesucristo, el cual transformará nuestro cuerpo de humillación en un cuerpo glorioso como el suyo».

Llegan de todo el mundo para despedirse del Papa Francisco en Roma

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Finalmente, el Evangelio proclamado es el del capítulo 21 de San Juan, en el que Jesús resucitado pregunta tres veces a Simón Pedro si lo ama, confiándole la misión de apacentar sus ovejas y reafirmándolo como guía de su Iglesia, en un gesto que culmina con la invitación: «Sígueme».

Una cita de máximo nivel

Un total de 130 delegaciones oficiales, 50 jefes de Estado y diez 'nobles soberanos' asisten este sábado 26 de abril al funeral del Papa Francisco, que ha comenzado a las 10.00 horas en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Entre los jefes de Estado que acuden al funeral se encuentran el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien ya se ha saludado a los Reyes de España; el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y sus homólogos argentino y francés, Javier Milei y Emmanuel Macron, respectivamente

A ellos se suma el jefe de Estado alemán, Frank-Walter Steinmeier; la de Suiza, Karin Keller-Sutter; el brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva; el primer ministro británico, Keir Starmer; el canciller en funciones de Alemania, Olaf Scholz; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen; el del Consejo Europeo, António Costa; y la del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.

Por su parte, los Reyes Felipe y Letizia encabezan la delegación española, en la que no participará el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Las vicepresidentas primera y segunda del Gobierno, María Jesús Montero y Yolanda Díaz, respectivamente; el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños; y el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo; acompañan a los monarcas españoles.

El funeral del Papa Francisco tiene lugar seis días después del fallecimiento del Pontífice, que murió el lunes a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta del Vaticano, como consecuencia de un ictus. La liturgia exequial está presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, y a continuación, el féretro será trasladado a la basílica de Santa María la Mayor para su inhumación.

Los cerca de 220 cardenales presentes en Roma han participado en el funeral y serán también los primeros en visitar su tumba. A partir del domingo por la mañana, la sencilla sepultura del Papa, situada en un lateral de la basílica, se abrirá para la visita de los fieles.

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