Una mujer con grasa abdominal

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Salud

Un estudio apunta a que la obesidad contribuye a la ansiedad y al deterioro cognitivo

Ante el aumento de las tasas de obesidad y ansiedad, especialmente entre los más jóvenes, un equipo de investigadores científicos ha investigado la relación entre ambas

La Universidad Estatal de Georgia (Estados Unidos) ha llevado a cabo una nueva investigación, donde sugiere que la obesidad puede provocar comportamientos similares a la ansiedad, debido a cambios tanto en la función cerebral como en la salud intestinal.

Estos hallazgos se han presentado en NUTRITION 2025, la reunión anual insignia de la Sociedad Estadounidense de Nutrición que finaliza este martes, 3 de junio, en Orlando, Florida (Estados Unidos). La doctora Desiree Wanders, profesora asociada y jefa de nutrición en la Universidad Estatal de Georgia, ha afirmado que: «Varios estudios han señalado una relación entre la obesidad y la ansiedad, aunque aún no está claro si la obesidad causa ansiedad directamente o si la asociación se ve influenciada por presiones sociales».

Para investigar la relación entre la obesidad, la función cognitiva y la ansiedad, los investigadores han diseñado una serie de experimentos a través de ratones, que desarrolla muchos de los mismos problemas relacionados con la obesidad que se observan en humanos.

La investigación incluyó 32 ratones macho. La mitad de ellos recibieron una dieta baja en grasas y la otra mitad, un alta en grasas. El resultado fue que los ratones con una alimentación alta en grasas pesaron más que los ratones con una dieta baja en grasas.

En relación con el comportamiento, los investigadores descubrieron que los ratones obesos mostraban más comportamientos similares a la ansiedad, en comparación con los ratones delgados. También se mostró diferencias en el hipotálamo, una región del cerebro que actúa en la regulación del metabolismo, lo que podría contribuir al deterioro cognitivo. Incluso, vieron distinciones en la composición de la flora intestinal entre ambos grupos de roedores. Estos hallazgos encajan con la creciente evidencia que apunta al papel del microbioma intestinal en la regulación del comportamiento.

Estos descubrimientos muestran que la dieta desempeña un papel importante en la salud física y mental de las personas, pero también dependen de varios factores, como asegura la doctora Wanders: «Los factores ambientales, la genética, el estilo de vida y el nivel socioeconómico también contribuyen al riesgo de obesidad y sus consecuencias para la salud. Por lo tanto, si bien estos resultados son importantes, deben considerarse en el contexto de un enfoque más amplio y multifactorial para comprender y abordar el deterioro cognitivo y los problemas de salud mental relacionados con la obesidad».

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