El CSIC consigue diseñar una molécula a través de IA, para tratar el alzhéimer y el cáncer

El CSIC consigue diseñar una molécula a través de IA, para tratar el alzhéimer y el cáncerGetty Images

Esperanza contra el alzhéimer: Harvard descubre que el litio podría ser la clave para frenarlo

Pese a los resultados prometedores, los autores del estudio han pedido prudencia

Un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard ha identificado una relación directa entre la pérdida de litio en el cerebro y el deterioro de la memoria, lo que podría estar vinculado con el desarrollo del Alzheimer. Este hallazgo, publicado en la revista científica Nature, abre una posible vía terapéutica para una enfermedad que afecta a cerca de 400 millones de personas en todo el mundo.

La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por alteraciones cerebrales como la acumulación de proteína beta amiloide, los ovillos neurofibrilares de tau y la desaparición de una proteína protectora conocida como REST. No obstante, estas anormalidades por sí solas no explican completamente la aparición de la demencia, ya que existen personas que presentan estos signos sin sufrir deterioro cognitivo. Además, los tratamientos actuales enfocados en la eliminación de la beta amiloide no han conseguido frenar la pérdida de memoria.

Durante más de una década, los científicos de Harvard analizaron con un tipo avanzado de espectroscopia de masas la presencia de unos 30 metales en el cerebro y la sangre de individuos sanos, con deterioro cognitivo leve y con Alzheimer en fase avanzada. Para ello, recurrieron al banco de tejido cerebral post mortem del Rush Memory and Aging Project, con sede en Chicago. De todos los metales analizados, el litio fue el único cuyos niveles mostraban diferencias notables entre los distintos grupos y que variaban ya desde las etapas más tempranas del deterioro cognitivo. Así, mientras en los cerebros de personas sanas su concentración era elevada, en quienes padecían Alzheimer, el litio era escaso. Esta observación se corroboró en muestras de otros bancos de cerebros distribuidos por Estados Unidos.

Para ahondar en el fenómeno, los expertos llevaron a cabo experimentos en modelos animales. En ratones sanos, una dieta pobre en litio provocó un descenso de sus niveles cerebrales, asemejándose a los de pacientes con Alzheimer. Como consecuencia, los animales experimentaron una aceleración del envejecimiento, inflamación cerebral, pérdida de conexiones sinápticas y un notable deterioro cognitivo.

En ratones genéticamente predispuestos a padecer Alzheimer, la carencia de litio agravó significativamente la formación de placas beta amiloides y estructuras similares a ovillos neurofibrilares. Además, esta deficiencia estimuló la activación de la microglía, una célula del sistema inmunitario cerebral, lo que mermó su capacidad para eliminar la proteína amiloide. Asimismo, se constató pérdida de sinapsis, de axones y de mielina, elementos todos cruciales para el funcionamiento neuronal.

Otro hallazgo relevante fue la capacidad del litio para modificar la actividad de ciertos genes relacionados con el riesgo de desarrollar alzhéimer, entre ellos el APOE, el más conocido en este campo. Partiendo de estos resultados, los investigadores probaron la administración de orotato de litio en ratones con la enfermedad. Esta intervención logró revertir el daño cerebral y restaurar la memoria, incluso en ejemplares de edad avanzada y con un cuadro avanzado de Alzheimer.

El estudio también demostró que mantener niveles adecuados de litio desde etapas tempranas de la vida podría prevenir la aparición de la enfermedad. Según los expertos, si estos resultados se confirman en investigaciones futuras, la medición de litio en análisis de sangre rutinarios podría ayudar a identificar a personas con riesgo de Alzheimer que podrían beneficiarse de una intervención preventiva.

Pese a los resultados prometedores, los autores del estudio han pedido prudencia. Aún no se ha comprobado la seguridad ni la eficacia del tratamiento con litio en humanos, por lo que advierten del peligro de iniciar por cuenta propia la ingesta de este tipo de compuestos.

En esta línea se han manifestado también otros especialistas. Marc Suárez Calvet, investigador del Barcelonabeta Brain Research Center y del Hospital del Mar, ha señalado que los resultados son «prometedores», aunque ha pedido «cautela» hasta que no se lleven a cabo ensayos clínicos que validen el uso terapéutico del litio.

Por su parte, Jordi Pérez-Tur, científico del CSIC en el Institut de Biomedicina de Valencia, ha insistido en que los resultados en modelos animales no siempre se replican en humanos: «Hay que confirmar que en el ser humano sucede lo mismo que se ha visto en modelos animales que, recordemos, son imperfectos». Añade que será necesario determinar qué dosis son seguras y si podrían producirse efectos adversos. No obstante, subraya que el uso de este metal como posible tratamiento neurológico ofrece razones para mantener la esperanza.

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