Sardinas, mejillones o atún son algunos de los alimentos enlatados en los estantes de los supermercados

Sardinas, mejillones o atún son algunos de los alimentos enlatados en los estantes de los supermercadosGTRES

Pros y contras de comer enlatados y conservas

Son fáciles de preparar y de almacenar, pero también esconden posibles problemas para la salud

Para todos aquellos a los que no les gusta cocinar, la comida en conserva es imprescindible en sus cocinas. Permite ser almacenada durante largos períodos de tiempo sin que se estropee, lo cual nos asegura tener una reserva de alimentos en casa por lo que pueda venir. Pero además, suele ser comida lista para ser ingerida sin necesidad de perder el tiempo liado entre fogones.
Sardinas, mejillones, atún, legumbres, maíz, pimientos o espárragos son algunos de los ejemplos de alimentos enlatados que podemos encontrar en los estantes de los supermercados pero, ¿es saludable ingerir el contenido de estas latas y conservas?

Ventajas

Este tipo de producto se elabora en tres fases: procesamiento, sellado y aplicación de calor. Primero se añaden conservantes a los alimentos frescos, luego se envasan en recipientes herméticos y por último se calientan las latas para destruir las bacterias que pueda haber en ellas. Una de sus principales ventajas es precisamente esa capacidad de poder almacenarlas sin que se pongan en mal estado para así poder abastecerse en caso de emergencias o corte de suministro.
Su coste también es un claro pro. El precio suele ser bastante asequible, siendo en muchos casos más barato el alimento en conserva que el fresco. En el caso de los nutrientes, las conservas suelen mantener la mayor parte de ellos e incluso en ocasiones superar a las comidas preparadas en casa. Asimismo, en caso de no ser consumidores frecuentes de pescado y verdura fresca, la ingesta de estas en conserva es más beneficioso que no hacerlo.

Desventajas

Optar por estos productos de vez en cuando no supone ningún tipo de riesgo para la salud, algo que cambia en caso de que abusemos de ellos en nuestra dieta diaria.
El problema no reside en el contenido, sino en el continente: gran cantidad de las latas metálicas están recubiertas con un componente químico llamado Bisfenol A (BPA), que evita la oxidación pero está relacionado con la alteración hormonal, la obesidad, las enfermedades cardíacas, la diabetes tipo 2, la infertilidad masculina, complicaciones neurológicas e incluso con algún tipo de cáncer.
Otro contra es que suelen contener altas cantidades de azúcar y sal, ya que estos son unos buenos conservantes, pero que a la vez pueden anular gran parte de la nutrición original de los alimentos. Conviene escurrirlos y lavarlos antes de ingerirlos, también para eliminar otros aditivos químicos que se añaden para modificar aroma, sabor y textura.

Botulismo

Cuando el envasado no está correctamente realizado, puede causar el crecimiento de la bacteria Clostridium botulinum, causante de botulismo. Esta enfermedad grave pero poco frecuente está causada por las sustancias tóxicas de esta bacteria y puede causar parálisis y, en los peores casos, la muerte.
Por eso la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) aconseja no ingerir latas con la tapa hinchada o aquellas en las que el producto salga disparado al abrirla o desprendan mal olor.
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