
Es una especie de miel vegetal que se extrae del agave, una planta del desierto
El sirope de agave, ¿es más sano que el azúcar?
Tiene un mayor poder edulcorante y endulza unas 15 veces más que el azúcar
Los sustitutos del azúcar están de moda. Sacarina, estevia, miel, dátiles o sirope de arce son algunas de las alternativas al tradicional edulcorante que no falta en ninguna casa. Una de las últimas tendencias es el sirope de agave, un potente endulzante que tiene sus luces y sus sombras.
También conocido como néctar o miel de agave, es una especie de miel vegetal que se extrae del agave, una planta del desierto originaria de la zona tropical y subtropical de América. Esta es una suculenta –similar al aloe vera– de cuyo interior surge esta savia, que aparece a los siete-diez años desde que se planta.
La primera extracción se denomina aguamiel y se consumía por los nativos americanos como una bebida refrescante, que fermentada da lugar al pulque, bebida tradicional de México. Es al calentar el aguamiel para hidrolizar los hidratos de carbono complejos que contiene cuando se obtiene el jugo dulce resultante.
Propiedades
El sirope de agave puede ser un sustituto adecuado al azúcar refinado, pero su consumo en exceso no está recomendado. Una de las ventajas que tiene es que, al tener mayor poder edulcorante, se puede añadir menos cantidad para conseguir el mismo sabor, ya que este endulza unas 15 veces más que el azúcar.Este sirope está formado en un 70 % de fructosa, mientras que otro 25 % es glucosa. Al predominar la fructosa, tiene un índice glucémico menor que el del azúcar, «pero eso no significa que sea la alternativa más saludable. Como cualquier alimento con alto contenido en azúcares simples, se debe consumir con moderación y responsabilidad», declara María Casadevall Moliner, miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética.
Se trata de un edulcorante calórico, puesto que por cada 100 gramos de producto aporta 310 kilocalorías. Por tanto, aunque su origen sea diferente al del azúcar no quiere decir que contenga menos calorías.
También contiene vitaminas A, B, B2 y C, así como hierro, fósforo, proteínas y niacina. Sin embargo, hay quien destaca que, al fabricarse mayormente a niveles industriales, pasa por un proceso de refinamiento en el que termina siendo 100 % fructosa y pierde el resto de propiedades.
Esto puede provocar perjuicios en la salud, como el aumento de triglicéridos, hígado graso, diabetes y alta presión arterial. Por todo ello, se recomienda un consumo moderado, al igual.