Jorge Gutiérrez, autor de 'La trampa del sexo digital'

Jorge Gutiérrez, autor de La trampa del sexo digitalEl Debate

Entrevista

Jorge Gutiérrez: «La pornografía pone en peligro las relaciones afectivas por su alto potencial de adicción»

Entrevistamos al periodista y fundador de la ONG Dale una vuelta, que acaba de publicar La trampa del sexo digital

Los tiempos cambian a golpe de wifi. El móvil con internet permite llevar un pequeño reproductor en cada bolsillo. Y el acceso a ciertos contenidos se ha desbocado.
Entre ellos, el consumo de pornografía ha experimentado su particular revolución. Pero el interés y la curiosidad inicial puede desembocar en un consumo habitual que acaba virando en una adicción conocida pero de la que, sin embargo, no se habla tanto como de otras.
Pero hay consecuencias y hay víctimas. Menores de edad que acceden a vídeos eróticos, chicos con disfunciones sexuales, mujeres con baja autoestima por la adicción de su pareja, ciberacoso, sensación de aislamiento... son algunas de las derivadas directas de este problema.
En este mundo hiperconectado, ya no solo triunfa el clásico cine X para adultos. Páginas como OnlyFans, plataforma de suscripción por contenido sexual exclusivo y explícito, que ha sido tachada como un tipo de prostitución virtual, suponen la vanguardia del sector, que mueve cantidades ingentes de dinero.
Ante este panorama, Jorge Gutiérrez Berlinches (Murcia, 1972) impulsó en 2015 la ONG Dale Una Vuelta, que ofrece información sobre la pornografía y sus efectos. A través de ella, él y su equipo han atendido a cientos de personas adictas o que sufren un uso problemático de contenidos sexuales. Ahora habla con El Debate de su libro 'La trampa del sexo digital', donde ahonda en esta problemática.
–¿Por qué este libro? ¿La sociedad es consciente de la magnitud del problema?
–La gente no está del todo concienciada de manera suficiente. Cada vez se va sabiendo más acerca de los efectos perjudiciales de la pornografía, pero echo en falta más campañas y más involucración de las administraciones públicas, como sucede con el juego online o la comida basura. La pornografía causa daño en muchas personas.

Las instituciones se involucran más en otras adicciones como el juego online que en la pornografía

–¿Qué problemas más comunes veis en la asociación?
–El problema de esta adicción o de un uso perjudicial es el aislamiento que sufre la persona que consume y la distorsión de la sexualidad. La pornografía pone en peligro la capacidad de entablar relaciones afectivas, promueve la violencia sexual y tiene un alto potencial de adicción. Es fácil que todas estas razones desaparezcan cuando estás delante de una pantalla, porque parece que estás seguro y nada malo puede sucederte.
–Pero lo sexualizado está muy presente y vende mucho. Imagino que eso puede servir como puerta de entrada a un consumo compulsivo de otros contenidos más potentes…
–Normalmente, ante una adicción, hay una herida anterior que sanar. Posiblemente, el problema no sea la pornografía en sí, sino lo que esconde el consumo compulsivo de este contenido. Yo hablo, entre comillas, del mal uso de las redes sociales, ya que en determinadas plataformas hay contenido cuanto menos erótico, que ejercen, con sus matices, como puerta giratoria para acabar en contenido más extremo. La adicción es como la lluvia, no avisa pero va calando.
–¿Ha disparado el problema internet?
–Un chico me hizo hace una reflexión que anoté: «la pornografía es el sitio donde acabo cuando agoto las redes sociales». Como quien va a un club de alterne cuando ya han cerrado los bares convencionales. Todo está conectado. La pornografía ejerce de regulador: si uno está mal, o angustiado, o estresado, recurre a ella para aliviarse. Por ello, hemos conocido adictos que, ante la tentación, han necesitado desconectarse temporalmente de dispositivos. Pero más que evitarlos, creo que es necesario conseguir ser consciente de otras alternativas que nos ofrece la vida y el día a día.

A veces las redes sociales ejercen de puerta giratoria hacia contenido más extremo

–¿Cuál es el perfil habitual del paciente que acude a vuestra asociación?
–El perfil típico es un varón de entre 30 o 35 años que lleva ya varios años consumiendo pornografía de manera frecuente. Llega un momento que se da cuenta que no puede parar y que o bien está sufriendo algún tipo de disfunción sexual o que ha perdido las riendas de su vida o su trabajo. Es gente que nunca ha hablado de estos temas con nadie y que no sabe donde pedir ayuda. Pero no solo llegan hombres. También hay mujeres, no tanto como adictas, que acuden a nosotros porque sufren la adicción de sus parejas y les provoca un problema de autoestima considerable, así como una distancia con él muy acusada.

La pornografía, en datos

Desde edades muy tempranas, los niños y adolescentes tienen total disposición a la tecnología. La mayoría de jóvenes y adolescentes consume pornografía a los 12 años.

Seis de cada diez chicos consumen pornografía semanalmente, mientras que la cifra de chicas se reduce a tres de cada diez. Además, un 52 % resuelve sus dudas sobre sexualidad a través de Internet, según se desprende del estudio 'Sexualidad y consumo de pornografía en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años'.

Los chicos argumentan ver más pornografía para su disfrute personal y excitación sexual, mientras que las chicas afirman hacerlo más por curiosidad e información.

​De esta manera, según los expertos, se establece una vinculación entre el consumo de porno en edades tempranas con la violencia machista y la cosificación e hipersexualización de las mujeres.
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