El Gobierno sigue sin desvelar cuándo se podrá prescindir de la mascarilla en espacios cerrados

El Gobierno sigue sin desvelar cuándo se podrá prescindir de la mascarilla en espacios cerradosPixabay

Covid-19

Los expertos, divididos sobre la retirada de las mascarillas en interiores

Al igual que en ocasiones anteriores, las opiniones se reparten entre quienes consideran la medida precipitada y los que creen que llega en el momento adecuado

Se acerca el gran día (al menos por el momento). Casi dos años después de su imposición en los espacios en los que la COVID-19 resultaba más propensa a expandirse, las mascarillas dejarán de ser obligatorias a partir de este miércoles en la mayor parte de los espacios interiores, con la excepción del transporte público y de los centros, servicios y establecimientos sanitarios.
Como casi todas las decisiones del Ejecutivo en lo relativo al virus desde su estallido en marzo de 2020, el fin de la restricción ha sido recibida con divergencia de criterio entre los profesionales. Al igual que en ocasiones anteriores, la opinión de los expertos se divide en dos grandes bloques, el de quienes la consideran precipitada y los que por el contrario opinan que llega en el momento apropiado.
En el primer grupo se enmarca, por ejemplo, el profesor de Microbiología en la Universidad CEU San Pablo Estanislao Nistal, quien cree que lo más adecuado, más allá de haber esperado algo más de tiempo o no para retirarlas, habría sido segmentarla de manera progresiva.
«Lo que tal vez habría sido más conveniente es haber empezado por los niños pequeños y, a partir de ahí, ir midiendo su efecto», explica el virólogo. «De esta forma, y en función del impacto sanitario que fuera teniendo, la idea podría haber sido aumentar la edad –de implementación de la medida– de semana en semana», añade.
La medida no está exenta de riesgo, advierte. «Eventualmente la situación se normalizará. A medida que nos vayamos infectando con el virus, las infecciones en la mayor parte de las personas van a ser menos graves. Pero el impacto que la retirada pueda tener sobre las personas vulnerables o los pacientes que desarrollen covid persistente sigue comportando todavía un problema», expone.

Fatiga pandémica

Más partidario de la decisión del Ejecutivo se muestra, por el contrario, Vicente Martín, médico preventivista y de Familia y miembro de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). «Sabemos que todavía hay problemas y la pandemia, como subraya el Gobierno, aún no ha acabado, pero las autoridades han tomado una medida y lo que toca es apoyarla», sintetiza.
Entre sus razones para defender la retirada, el experto alega un exceso general de fatiga pandémica y la alta cobertura vacunal actual, además de un sistema de vigilancia epidemiológica «que nos va a ayudar a detectar nuevas variantes para saber si es pertinente recuperar las mascarillas o no».
Pese a todo, Martín, que destaca que «gripe y covid no es lo mismo» y rechaza de pleno el término «gripalización» para referirse a la normalización de la enfermedad, resalta que «esta ola no ha terminado aún» y augura un «previsible» repunte tras las vacaciones de Semana Santa.

¿Un adiós o un hasta luego?

Pese a que el punto de inflexión es innegable dadas las circunstancias, sobre la decisión planea una pregunta clave. ¿Es esto un adiós o un hasta luego? ¿Volverán las mascarillas a ser obligatorias en un futuro?
Para Nistal, la incógnita no versa tanto sobre su regreso, sino sobre hasta qué punto estaremos dispuestas a retomarlas. «Es algo que dependerá de la capacidad de convicción del sistema de salud para recomendar que se reintroduzcan o no, así como del grado de consciencia de la ciudadanía sobre el riesgo que pueda o no implicar llevarlas. Va más allá de lo meramente sanitario, puede entrar en juego también lo político», valora.
Martín, por su parte, lo tiene claro: las mascarillas, al igual que posiblemente la covid, han venido para quedarse. «Las volveremos a ver en otras circunstancias, como por ejemplo en el contexto de una nueva epidemia gripal o si se produce un repunte de contagios», apunta. «No éramos una sociedad habituada a ellas ni pensamos nunca que las llegaríamos a ver, pero finalmente han pasado a ser un elemento más de nuestro día a día», recuerda.
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