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Es la manifestación moderna del miedo típico de la exclusiónPxhere

Qué es el FOMO, el síndrome que afecta cada vez a más jóvenes

Es posible que las cifras de personas que sufren algún tipo de trastorno relacionado con las nuevas tecnologías vayan en aumento en el futuro

Es posible que a muchos el nombre de este síndrome les suene a chino. Sin embargo, seguramente lo hayas padecido alguna vez o alguno de tus allegados lo sufra, y es que se trata de una sensación bastante habitual, especialmente entre los jóvenes.
Acrónimo del inglés fear of missing out (miedo de perderse algo), el FOMO es un fenómeno social ligado estrechamente a la digitalización de nuestro mundo. Aunque la Real Academia Española no incluye este término, el diccionario de Cambridge lo define como sentimiento de preocupación por poder perderse eventos o acciones emocionantes que están haciendo otras personas, especialmente debido al uso de las redes sociales.
Esa coletilla final se explica porque se atribuye comúnmente a perderse informaciones o con la necesidad constante de estar conectado para no perderse ningún mensaje de WhatsApp, ningún tuit o ninguna historia de Instagram. De la misma forma, lo normal es que los usuarios de las redes sociales suban contenido agradable o llamativo, lo que puede reforzar el pensamiento de que todo el mundo tiene vidas más interesantes y de que te estás perdiendo cosas.

Miedo a la exclusión

Pero el término no es solo aplicable al mundo tecnológico, aunque sí que ha sido el mayor responsable de su difusión. Con este término se define también a un conjunto de sensaciones mucho más habituales. Un clásico dicho castellano podría definir muy bien lo que significa tener FOMO: querer estar en misa y repicando. Eso es aplicable a las personas que sienten ansiedad cuando han de elegir entre varios planes –y por ende, dejar de hacer alguno de ellos– o a las que les angustia que sus amigos o parejas hagan actividades sin ellos.
Dicho de otra manera, es la manifestación moderna del miedo típico de la exclusión. Sus síntomas más habituales son el estrés, la ansiedad, la frustración o la dificultad para concentrarse en las tareas que sí se están realizando por lamentarse de las que no se están llevando a cabo.
Aunque este síndrome está más asociado a los jóvenes, los adultos lo sufren de igual manera. Y no solamente en ámbitos sociales, sino también en los laborales. La digitalización de gran parte de los empleos ha hecho que muchas personas tengan problemas psicológicos derivados de una cantidad ingente de correos electrónicos o mensajes de diferentes aplicaciones que llegan a cada momento y tienen la necesidad de leer y responder.
Es posible que las cifras de personas que sufren algún tipo de trastorno relacionado con las nuevas tecnologías y las redes sociales vayan en aumento en el futuro. En España hay 40,7 millones de usuarios registrados en este tipo de plataformas (de una población de 46) y le dedican una media de una hora y 53 minutos al día, según el informe Digital 2021 España. Teniendo en cuenta que las generaciones más jóvenes ya han nacido con estos dispositivos, el problema
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