Cómo afrontar el miedo tras sufrir un 'aviso' de ictus
El accidente cerebrovascular o ictus es una afección médica cada vez más habitual. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año entre 110.000 y 120.000 personas sufren un ictus en España y aproximadamente un 30 % de los pacientes tienen síntomas previos, de aviso, de escasa duración, llamados «ataques isquémicos transitorios». Los expertos aseguran que es de vital importancia identificarlos ya que puede evitar un infarto cerebral posterior.
Los síntomas de este primer aviso incluyen pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo; dificultad para hablar; pérdida de sensibilidad u hormigueos o dolor de cabeza muy intenso distinto del habitual. Con estos datos en la mano es normal sospechar el miedo que supone para el paciente sufrir un segundo ictus con peores consecuencias.
Raquel Carcelén González, profesora adjunta de Psicología en el Departamento de Medicina y Cirugía de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) de Valencia, explica: «Cuando una persona sufre un ictus, incluso si es leve, es habitual sentir preocupación ante la posibilidad de experimentar otro accidente cerebrovascular. Sin embargo, es importante recordar que este temor puede enfrentarse y superarse, permitiendo llevar una vida plena y activa».
La psicóloga asegura que «para lograrlo, hay que informarse sobre los factores de riesgo y las medidas preventivas que no solo disminuyen la probabilidad de un nuevo ictus, sino que también ayudan a reducir la ansiedad» y añade: «Conocer cómo cuidar de la salud y adoptar hábitos de vida saludables incrementará la percepción de control personal, algo que reducirá la ansiedad y el miedo». «Además, continua Carcelén González, es aconsejable mantener una comunicación abierta con los profesionales de la salud para expresar inquietudes sobre el riesgo de volver a sufrir otro ictus. Ellos pueden ofrecer orientación y tranquilidad, proporcionando estrategias efectivas de prevención».
Estrategias efectivas de prevención
- Enfocarse en el presente y vivir día a día también es fundamental.
- Disfrutar de cada momento y celebrar pequeños logros, especialmente si el ictus ha dejado alguna secuela, puede fortalecer la autoestima y la autoconfianza. Cada avance, por mínimo que parezca, es valioso en el camino hacia los objetivos planteados.
- Practicar técnicas de manejo del estrés y de relajación es otra herramienta útil. Estas técnicas no solo ayudan a reducir la ansiedad, sino que también disminuyen el impacto del estrés crónico, un factor de riesgo para diversos problemas de salud.
Por último, la profesora de Psicología afirma que «adaptarse a una nueva realidad requiere tiempo y paciencia. Es fundamental tratarse con amabilidad, permitirse avanzar a su propio ritmo y buscar apoyo, tanto en el círculo cercano como en otros espacios como asociaciones de pacientes.
Asimismo, es importante recordar que la familia, además de evitar sobreproteger al paciente con ictus, también puede verse afectada emocionalmente por esta situación y, por ello, podría necesitar acompañamiento o apoyo adicional», concluye la experta.