
Un análisis de sangre puede calcular la edad real de nuestros órganos
¿Podría el grupo sanguíneo predisponernos a envejecer mejor?
La ciencia trata de dar respuesta a la asociación entre los grupos sanguíneos y la esperanza de vida
Desde hace décadas los científicos tratan de encontrar el elixir de la eterna juventud estudiando los mecanismos del envejecimiento. Los expertos afirman que existen varias maneras de cumplir años: aceptar y sufrir un deterioro generalizado o aportar soluciones fisiológicas que mejoren nuestra calidad de vida actual y que limiten la aparición de enfermedades. Llevar una dieta equilibrada, hacer deporte, una correcta higiene de sueño, las relaciones sociales o el control del estrés son los principios fundamentales para aumentar la esperanza de vida. Pero, ¿podría el grupo sanguíneo predisponernos a envejecer mejor?
La ciencia está dividida. Un estudio de 2004 realizado en Japón investigó la asociación entre los grupos sanguíneos y la esperanza de vida en 269 centenarios. Las frecuencias de los tipos de sangre A, O, B y AB en los centenarios fueron 34,2, 28,3, 29,4 y 8,2 %, respectivamente. Entre las conclusiones, los científicos afirmaron que los hallazgos sugieren que el tipo de sangre B podría estar asociado con una longevidad excepcional, aunque reconocían la necesidad de investigar los mecanismos responsables.
Estos datos fueron rebatidos en 2011 en una investigación publicada en American Journal of Clinical Pathology. Para evaluar la observación de que el tipo de sangre B podría ser un marcador de longevidad, los científicos revisaron los registros y determinaron los tipos de sangre ABO de todos los pacientes que murieron en sus hospitales asociados en 2004. La edad se estratificó por década de muerte y se compararon las curvas de supervivencia según el grupo sanguíneo fuera A, B o O.
«El porcentaje de pacientes con sangre del grupo B disminuyó con la edad. Ninguno de los otros porcentajes de tipo sanguíneo tuvo un aumento o disminución estadísticamente significativa» y añade: «La curva de supervivencia del grupo B fue estadísticamente peor que los grupos no B; no hubo diferencias en la supervivencia entre los grupos A, O y AB».
El estudio concluye que «estos hallazgos sugieren que en nuestra población de pacientes, el grupo sanguíneo B no es un marcador de longevidad, pero puede ser un marcador de muerte temprana.
Riesgo de ictus
Más allá del envejecimiento, el tipo de sangre de una persona puede estar relacionado con su riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular temprano, según un nuevo metanálisis dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland (UMSOM) y publicado en la revista Neurology.
El metanálisis de 48 estudios sobre genética y accidente cerebrovascular isquémico que incluyeron a 17.000 pacientes con accidente cerebrovascular y casi 600.000 controles sanos que nunca habían sufrido un accidente cerebrovascular, incluyó todos los datos disponibles de estudios genéticos centrados en los accidentes cerebrovasculares isquémicos, que son causados por un bloqueo del flujo sanguíneo al cerebro y que se producen en adultos jóvenes menores de 60 años.
El estudio descubrió que las personas que sufrieron un ictus en una etapa temprana tenían más probabilidades de tener el tipo de sangre A y menos probabilidades de tener el tipo de sangre O (el tipo de sangre más común), en comparación con las personas que sufrieron un ictus en una etapa tardía y las personas que nunca habían sufrido un ictus. Tanto los ictus en una etapa temprana como los ictus en una etapa tardía también tenían más probabilidades de tener el tipo de sangre B en comparación con los controles.
Después de ajustar el sexo y otros factores, los investigadores descubrieron que quienes tenían el tipo de sangre A tenían un 16 % más de riesgo de sufrir un ictus en una etapa temprana que las personas con otros tipos de sangre. Aquellos que tenían el tipo de sangre O tenían un 12 % menos de riesgo de sufrir un ictus que las personas con otros tipos de sangre.