
Dolor lumbar
Vivir con dolor lumbar sin operarse: la propuesta de un traumatólogo
Alrededor del 80 % de las personas experimentarán dolor lumbar en algún momento de su vida
La Organización Mundial de la Salud estima que aproximadamente ocho de cada diez personas padecerán dolor lumbar a lo largo de su vida, y una proporción significativa desarrollará una forma crónica de este trastorno.
Las causas del dolor lumbar crónico son múltiples y abarcan desde lesiones antiguas hasta enfermedades degenerativas de la columna, pasando por una postura corporal inadecuada y el sedentarismo. Esta dolencia no solo repercute negativamente en la condición física de los afectados, sino que también puede desencadenar alteraciones emocionales de gran impacto.
En palabras del doctor Fernando Corbí, especialista en traumatología del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, «el dolor lumbar crónico es una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial, afectando a millones de personas en todo el mundo». Este tipo de afección, caracterizado por un dolor persistente en la zona baja de la espalda durante un periodo superior a los tres meses, repercute de forma considerable en la calidad de vida de quienes la sufren.
Tal como explica el experto, la constante sensación de malestar y las limitaciones que impone en las actividades cotidianas pueden derivar en ansiedad, trastornos depresivos y dificultades para conciliar el sueño. Además, es frecuente que los pacientes con dolor lumbar crónico vean reducida su capacidad laboral o se vean impedidos para realizar actividades de ocio, lo que puede desembocar en frustración y sentimientos de impotencia.
Tratamiento
Según el doctor Corbí, «el tratamiento del dolor lumbar crónico varía según la causa subyacente y la intensidad del dolor, pero generalmente incluye un enfoque multifacético que puede involucrar medicamentos, fisioterapia, cambios en el estilo de vida y, en algunos casos, intervenciones quirúrgicas». Este enfoque global es fundamental para lograr una mejora sostenida en el bienestar del paciente.
El especialista incide en la necesidad de integrar el ejercicio físico en el tratamiento, destacando que «es necesario un plan de ejercicio adecuado, supervisado por un fisioterapeuta para fortalecer los músculos de la espalda, mejorar la postura y aumentar la flexibilidad». También resalta el valor de terapias complementarias como la terapia manual, el masaje terapéutico y la acupuntura, que pueden resultar beneficiosas para mitigar el dolor.
En lo que respecta a los tratamientos farmacológicos, el doctor detalla que los analgésicos, los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y los relajantes musculares constituyen las opciones más habituales. «En casos más graves —puntualiza el doctor Corbí—, los opioides y otros tratamientos farmacológicos pueden ser necesarios, aunque siempre bajo estricta supervisión médica. Incluso, en algunos casos, procedimientos como inyecciones de esteroides o bloqueos nerviosos pueden proporcionar alivio temporal del dolor, permitiendo a los pacientes participar en terapias físicas y mejorar su calidad de vida».
No obstante, advierte sobre la cirugía como solución final: «Es importante recordar que la cirugía no siempre es la mejor opción, y debe considerarse solo después de agotar otras alternativas no quirúrgicas, como fisioterapia, medicamentos o terapias mínimamente invasivas. La consulta con un cirujano ortopédico o un neurocirujano es esencial para determinar si la cirugía es apropiada y qué tipo de procedimiento es el más adecuado para cada caso en particular».
La importancia de la prevención
Para prevenir la aparición del dolor lumbar crónico, el especialista recomienda adoptar hábitos de vida saludables, como mantener un peso corporal adecuado, evitar la inactividad física prolongada y aplicar técnicas eficaces de gestión del estrés. Estas medidas no solo contribuyen a evitar la aparición de la dolencia, sino que también son útiles para controlarla una vez instaurada.
El doctor Corbí hace hincapié en la relevancia de la educación preventiva: «Con el enfoque adecuado en prevención, tratamiento y manejo, es posible mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen. La prevención del dolor lumbar crónico debe estar centrada principalmente en la adopción de posturas adecuadas, la práctica regular de ejercicio físico y la evitación de esfuerzos excesivos o movimientos bruscos que puedan dañar la columna vertebral. Además, las campañas de concientización sobre la importancia de la salud postural y la ergonomía en el lugar de trabajo pueden contribuir a reducir la incidencia de este dolor».
Así, el tratamiento del dolor lumbar crónico requiere de una estrategia multidisciplinar que combine el enfoque médico, la reeducación postural, el ejercicio físico y el acompañamiento emocional, con el objetivo de devolver a los pacientes la autonomía y calidad de vida que esta dolencia les arrebata.