Obesidad
Salud
La principal causa de la obesidad no es la falta de ejercicio físico
En España, más de la mitad de la población mayor de 18 años tiene exceso de peso
En 2020, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición en colaboración con el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) llevó a cabo una investigación para estimar la prevalencia en España de la obesidad y el exceso de peso y los datos fueron realmente preocupantes.
Según el estudio, un 55,8 % de la población mayor de 18 años residente en España en 2020 presentaba exceso de peso, un porcentaje que se sitúa en un 18,7 % referido a la obesidad, y en un 37,1 % al sobrepeso. La prevalencia de obesidad severa casi alcanzaba al 5 % de las personas adultas (4,9 %).
¿Y por qué ocurre esto?
La obesidad, la epidemia de los países industrializados
Son muchos los que aseguran que, debido a la industrialización y a la digitalización, la sociedad tiene hacia el sobrepeso. Es decir. Cada vez nos movemos menos, incluso para realizar trámites sencillos o realizar la compra de la semana. Esa vida sedentaria es la causante de una subida de peso generalizada entre la población pero, ¿es esta realmente la principal causa?
Un reciente estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences revela que, aunque se practique ejercicio, una dieta rica en calorías es la principal causa del aumento de peso en la población.
El trabajo incluyó datos de 4.213 adultos de entre 18 y 60 años, procedentes de 34 poblaciones distribuidas en seis continentes, abarcando desde comunidades cazadoras-recolectoras y agrícolas hasta sociedades industrializadas. Esta diversidad permitió comparar estilos de vida, dietas y niveles de desarrollo económico con una perspectiva global y rigurosa.
Los científicos evaluaron el gasto energético total (TEE), el gasto energético basal (BEE) y el gasto energético por actividad física (AEE), además de indicadores clave como el índice de masa corporal (IMC) y el porcentaje de grasa corporal. Al calcular el AEE como la diferencia entre el TEE y el BEE, lograron aislar la energía dedicada a la actividad física. Los resultados se agruparon en función del Índice de Desarrollo Humano de cada país, lo que permitió estudiar cómo influye el contexto económico y social en el metabolismo humano y en la prevalencia de la obesidad.
Aunque en un primer análisis las poblaciones de países desarrollados presentaban valores más altos de TEE, BEE, AEE e IMC, estos datos se matizaron al ajustar por edad, sexo y tamaño corporal. Tras esos ajustes, el TEE y el BEE resultaron ligeramente inferiores (entre un 6 % y un 11 %) en los países desarrollados. Sin embargo, el AEE permaneció más alto en estas sociedades, lo que llevó a los autores a cuestionar la idea de que la falta de ejercicio sea el principal motor de la obesidad.
El hallazgo más relevante del estudio fue que el gasto energético total solo se asociaba débilmente con el aumento de grasa corporal, explicando apenas un 10 % del incremento de la obesidad en contextos industrializados. En contraste, el consumo de alimentos ultraprocesados (UPF) mostró una correlación positiva y sólida con el porcentaje de grasa corporal, lo que refuerza la hipótesis de que la dieta —y no la inactividad física— es el principal impulsor del exceso de peso en las sociedades modernas. Los autores subrayan la urgencia de reducir la ingesta de productos altamente procesados y fomentar políticas nutricionales que prioricen alimentos frescos y mínimamente intervenidos.