Camas de rayos UVA

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Broncearse con rayos UVA a los 30 deja la piel como la de un anciano de 70 años

Un estudio concluye que las cabinas camas solares triplican el riesgo de melanoma y pueden causar daños importantes en el ADN

Desde hace años se sabe que todo aquel que entra en una cama de rayos UVA para broncearse se expone a un mayor riesgo de cáncer de piel. Ahora, un estudio realizado por la Universidad de California en San Francisco (UCSF) y la Universidad Northwestern ha descubierto que los jóvenes que se broncean en camas solares presentan mutaciones genéticas en la piel que superan incluso a las de personas del doble de su edad, lo que podría elevar su riesgo de desarrollar cáncer de piel, especialmente melanoma.

La investigación, publicada en la revista Science Advances, analizó datos de más de 32.000 pacientes y secuencias genéticas de células cutáneas de donantes, comparando los efectos del bronceado artificial con la exposición solar natural.

Los resultados muestran que usuarios habituales de camas solares en sus 30 y 40 años tenían más mutaciones en la piel que personas de 70 y 80 años de la población general, un indicio de que la piel podría estar «genéticamente décadas más vieja».

Según los investigadores, estas mutaciones –descritas como «semillas de cáncer»– están asociadas con el desarrollo de melanoma, el tipo de cáncer de piel más letal. En Estados Unidos, esta enfermedad causa unas 11.000 muertes al año, en gran parte atribuibles a la radiación ultravioleta.

Camas de bronceado artificial

La radiación ultravioleta (UV), presente tanto en la luz solar como en las camas de bronceado artificial, daña el ADN de las células cutáneas y puede provocar cambios que no se pueden revertir. Los científicos destacaron que limitar la exposición a fuentes de UV artificial es esencial para reducir la acumulación de mutaciones a lo largo de la vida.

Dermatóloga examinando a su paciente con un dermatoscopio

Dermatóloga examinando a su paciente con un dermatoscopioGetty Images | PAZ RUIZ LUQUE

El hallazgo subraya la creciente preocupación de los expertos en salud pública sobre la popularidad del bronceado artificial, especialmente entre mujeres jóvenes, y refuerza las advertencias sobre los peligros de la exposición a radiación UV innecesaria.

El Dr. José Carlos Moreno asegura en un artículo de la Academia Española de Dermatología que la intensidad de radiación ultravioleta emitida por las lámparas de los aparatos de bronceado es muy superior a la de la radiación solar, es decir, las radiaciones que recibimos son mucho más concentradas y por ello mucho más perjudiciales. «Es un error muy frecuente creer que el uso de cabinas de bronceado no es dañino o pensar que es bueno hacer sesiones de rayos ultravioleta antes de la temporada de baños para 'preparar' la piel. La radiación ultravioleta provoca modificaciones en el DNA celular. Estas alteraciones provocan cáncer», afirma el dermatólogo.

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