En 2050, más de 3,6 millones de personas en España vivirán con Alzheimer
Detectado el factor que explicaría el repunte mundial del alzhéimer
La exposición a la contaminación del aire empeora la enfermedad
En 2050, más de 3,6 millones de personas en España vivirán con Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa causada por la acumulación anormal de las proteínas beta-amiloide y tau en el cerebro. Este proceso daña progresivamente las neuronas y provoca alteraciones en funciones cognitivas clave, como la memoria y el lenguaje.
Tradicionalmente, los científicos han sugerido que el daño causado por el Alzheimer ocurre en varias etapas caracterizadas por niveles crecientes de muerte celular, inflamación y acumulación de proteínas en forma de placas y ovillos. Una investigación, publicada en octubre de 2024, acotaba estos cambios en el cerebro a dos «fases».
Una primera fase, la temprana, ocurre de manera lenta, gradual y silenciosa, antes de que las personas experimenten problemas de memoria y daña solo unos pocos tipos de células vulnerables. Los cambios en esta primera fase incluyen la acumulación lenta de placas, la activación del sistema inmunológico del cerebro, el daño al aislamiento celular que ayuda a las neuronas a enviar señales y la muerte de células llamadas neuronas inhibidoras de la somatostatina (SST).
La segunda fase, la tardía, causa un daño que es más destructivo y coincide con la aparición de los síntomas y la rápida acumulación de placas, ovillos y otras características del Alzheimer.
Contaminación atmosférica
Ahora, una nueva investigación, publicada en JAMA Neurology por la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, afirma que la exposición a altos niveles de contaminación atmosférica puede agravar la enfermedad de Alzheimer (EA), acelerando tanto la acumulación de proteínas tóxicas en el cerebro como el deterioro cognitivo. Por primera vez, un estudio con tejido cerebral post mortem mostró que las personas con EA que vivieron en zonas con mayores concentraciones de partículas finas (PM2.5), incluso durante solo un año, presentaron más placas amiloides y ovillos de tau –marcas distintivas de la enfermedad– que aquellas expuestas a menor contaminación. Estas personas también experimentaron un deterioro cognitivo y funcional más rápido, con pérdida de memoria, dificultades en el juicio y problemas para el autocuidado.
«Este estudio demuestra que la contaminación atmosférica no solo aumenta el riesgo de demencia, sino que también acelera el avance de la enfermedad de Alzheimer», señaló Edward Lee, codirector del Instituto sobre el Envejecimiento de Penn quien añade: «Mientras buscamos nuevos tratamientos, es crucial entender cómo influye el entorno en la progresión de la enfermedad».
Partículas finas del aire
La contaminación atmosférica incluye partículas finas (PM2.5), diminutas e invisibles, con un diámetro menor a 2,5 micrómetros, la mitad del grosor de una telaraña. Estas partículas provienen del humo de incendios, emisiones de vehículos, polvo de construcciones o procesos industriales. Al ser inhaladas, pueden penetrar en el torrente sanguíneo y afectar a la salud. Estudios previos ya habían vinculado la exposición a PM2.5 con la demencia y el deterioro cognitivo acelerado.
En este trabajo, los investigadores analizaron más de 600 cerebros donados al Banco de Cerebros de Penn Medicine. A partir de datos satelitales y estaciones de monitoreo, estimaron los niveles de contaminación en los lugares de residencia de cada persona. Encontraron que por cada incremento de 1 microgramo por metro cúbico de PM2.5, el riesgo de acumulación grave de amiloide y tau aumentaba un 19 %.
Los registros clínicos confirmaron además que los individuos expuestos a mayor contaminación presentaban un deterioro cognitivo más acelerado y síntomas tempranos como pérdida de memoria, problemas de lenguaje y juicio disminuido, en comparación con quienes vivieron en áreas más limpias.