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26 de abril de 2024

Un pasajero duerme en el autobús de Ulu Travel, el pasado 14 de noviembre

Un pasajero duerme en el autobús de Ulu Travel, el pasado 14 de noviembreAFP/Bertha Wang

Asia

El ingenioso método para combatir el insomnio en Hong Kong

El elevado ritmo de trabajo y el prolongado cierre de fronteras de la ciudad, debido a la pandemia, brinda a una operadora la idea de un itinerario con el que ayudar a los locales a desconectar

Un autobús de dos plantas circula por una de las varias autopistas que circundan el faraónico centro financiero de la ciudad de Hong Kong. En la planta inferior, los viajeros charlan amistosa y animadamente. En la superior, por el contrario, domina un silencio impuesto por norma y los pasajeros dormitan con la ayuda de diversos accesorios, como antifaces y tapones, proporcionados por la compañía administradora del vehículo. No hay destino: tras varias horas circulando, el autobús finalizará el trayecto en el mismo lugar del que había partido.
Desde hace algunas semanas, este curioso itinerario es una realidad en la excolonia británica. La empresa Ulu Travel, impulsora del servicio, opera un autocar que parte de la ciudad y realiza un recorrido de cinco horas con varias paradas y precios que oscilan entre 13 y 51 dólares, dependiendo de la dedicación que se le quiera dar al viaje. Si los pasajeros desean socializar deberán quedarse en el primer piso; si por el contrario quieren descansar, podrán hacerlo en el segundo, donde el mutismo es obligatorio.
Una viajera posa frente al autobús

Una viajera posa frente al autobúsAFP

A lo largo de cinco horas y 76 kilómetros de viaje, el autobús transita por los alrededores con paradas en miradores y enclaves ideados para incitar a la fotografía, entre ellos –y aquí viene lo curioso– un lugar con vistas panorámicas al puente que conecta la ciudad vecina de Macao con la de Zhuhai, al mar de China meridional y a aviones que surcan el cielo en torno al aeropuerto local.
La parada no es arbitraria. Bajo una férrea política de ‘cero covid’, la ciudad lleva 18 meses cerrada a cal y canto para evitar la entrada y salida masiva de personas. Una burbuja que ha sido determinante para que las autoridades solo hayan notificado 213 muertes desde la irrupción de la pandemia, pero que ha terminado por afectar mentalmente a cientos de miles de hongkoneses que llevan año y medio sin poder viajar a otros lugares (excepto si hacen una cuarentena obligatoria de 21 días al regresar). Los locales están ávidos por salir del fortín, y salvando las enormes distancias, la propuesta se antoja una buena ventana para asomarse al exterior.
Dos pasajeros le hacen fotos a un avión durante una de las paradas del itinerario

Dos pasajeros le hacen fotos a un avión durante una de las paradas del itinerarioAFP

Por ello, cuando el gerente de márketing de Ulu Travel, Kenneth Kong, vio una publicación en redes de un amigo suyo que aseguraba que, debido al estrés, solo podía dormir bien cuando iba en autobús, no se lo pensó dos veces a la hora de establecer un servicio que pudiera satisfacer la demanda de un fenómeno creciente y vinculado, entre otras cosas, al elevado ritmo de trabajo. «La industria turística solo quiere que se reabra la frontera. Llevan dos malditos años esperando», aseguró Kong en declaraciones a la CNN.
Con su apuesta, el equipo de Ulu espera que, hasta entonces, los hongkoneses puedan admirar la espectacularidad de su ciudad o, al menos, relajarse durante una tarde. 

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