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19 de abril de 2024

Un sanitario prepara una vacuna

Un sanitario prepara una vacunaAFP

Coronavirus

Guerra abierta entre las farmacéuticas por la patente de las vacunas contra la covid: ¿quién tiene razón?

Estados Unidos contra Europa: la americana Moderna asegura que la alemana BioNtech les «plagió» a la hora de desarrollar su arma contra la pandemia

Guerra abierta entre farmacéuticas por la vacuna contra la covid. La estadounidense Moderna asegura que las compañías Pfizer y BioNtech han plagiado «la innovadora plataforma de tecnología ARNm en la que fuimos pioneros». En respuesta, la alemana se ha defendido de estas acusaciones y dice que su producto es «original», a pesar de que también se basa en dicha tecnología.
Moderna insiste en acusar a ambas farmacéuticas de «haber copiado ilegalmente» sus «inventos» y de seguir «usándolos sin permiso». Cuando estalló la pandemia del coronavirus, alega la compañía americana con sede en Massachusetts, Pfizer y BioNtech «carecían del nivel de experiencia necesario para el desarrollo de vacunas» basadas en la ARNm.
«Es bastante habitual que otras empresas aleguen que un producto de éxito infringe potencialmente sus derechos de propiedad intelectual, más aún en este caso, después de ser testigos de los logros históricos de una vacuna como la nuestra», se han defendido desde Alemania.

¿Por qué ahora?

El trasfondo es indudablemente económico y político. Moderna lamentó haber invertido «miles de millones de dólares para la creación» de la mencionada plataforma de tecnología ARNm, «que patentamos durante la década anterior a la pandemia de la covid».
La empresa estadounidense argumenta que en octubre de 2020 se comprometió a no reclamar sus derechos sobre las patentes relacionadas con la covid. La pandemia había impactado en marzo de aquel año, llevándose por delante decenas de miles de muertos en todo el mundo, y no era políticamente correcto hablar de ello.
En marzo de 2022, Moderna actualizó este compromiso asegurando que no exigiría ninguna reclamación «en los 92 países considerados de bajos y medios ingresos» por el programa COVAX (Colaboración para un acceso equitativo mundial a las vacunas contra la COVID-19) de la OMS.
Sin embargo, la farmacéutica norteamericana se descuelga al asegurar que, ya que la lucha contra la covid «ha entrado en una nueva fase», esperaban que sus competidores «respetaran sus derechos de propiedad intelectual». Precisando que sus reclamaciones se limitan al periodo posterior a marzo de 2022, ha presentado sendas demandas en EE.UU y Alemania donde no ofrece detalles sobre las compensaciones económicas que les exige.

La pugna por las patentes

En circunstancias normales –los tiempos de la pandemia no lo fueron–, las patentes otorgan a los fabricantes de las vacunas los derechos sobre sus descubrimientos, así como los medios para poder explotarlas comercialmente, un incentivo para fomentar la innovación.
Un grupo de naciones en vías de desarrollo, bajo el liderazgo de la India y Sudáfrica, pidieron a la Organización Mundial de la Salud que las patentes sobre las vacunas y otros medicamentos relacionados con el coronavirus deberían quedar eximidos de tal protección, razonando en que las vías para producir las inoculaciones deberían estar disponibles de la mayor manera posible para que otros fabricantes pudieran producirlas localmente y de manera masiva.
Las farmacéuticas, en particular, y el mundo occidental, en general, criticaron la propuesta. Y es que el coste asociado al descubrimiento de las vacunas es muy alto en las etapas de investigación y desarrollo, mientras que su fabricación es más asumible.
Liberar las patentes tiene riesgo. Cuando las vacunas son muy avanzadas y se valen de la tecnología ARNm, que es muy sofisticada, el número de personas que conoce cómo producirlas es muy bajo.
Las farmacéuticas alegaron que sin este conocimiento, una exención provocaría problemas de calidad, seguridad y eficacia, y el riesgo de falsificaciones.

La tecnología ARNm

La ciencia ha estado estudiando y trabajando en las vacunas de ARNm durante décadas, mucho antes de que la mayoría de nosotros supiéramos lo que eran los coronavirus.

En el pasado, se estudiaron versiones de vacunas de ARNm contra la influenza, el zika, la rabia y el citomegalovirus (CMV).

Las vacunas de ARN mensajero –ARNm– les enseñan a nuestras células a fabricar una proteína que desencadena una respuesta inmunitaria dentro de nuestro organismo.

​Esta respuesta inmunitaria, que genera anticuerpos, es lo que nos ayuda a protegernos y evitar enfermarnos a causa de ese microbio a futuro.
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