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05 de mayo de 2024

Embalse de Mediano, en Huesca.

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Medioambiente

Las reservas de agua subterránea tocan fondo: el 44 % están en mal estado

La extensión de las 353 masas de agua subterránea contaminadas supera los 140.000 kilómetros cuadrados

Después de uno de los veranos más calurosos que se recuerda, los embalses de agua están, de media, a un tercio de su capacidad. Una situación preocupante que ha provocado cortes de agua y problemas de regadío. Además, casi la mitad de las reservas de agua subterránea están contaminadas o sufren la sobreexplotación.
El 44 % de los acuíferos españoles se encuentra en mal estado; el 30 % por contaminación, el 27 % por escasez de agua y un 14 % por ambas causas, según los documentos de elaboración de los planes hidrológicos de tercer ciclo (2022-2027) presentados por las Conferencias Hidrográficas.
Y es que España, que ya ha incumplido las metas de 2015 y 2021, corre el riesgo de faltar a los objetivos ambientales fijados en la Directiva Marco del Agua de 2027, cuando vence el último plazo salvo casos muy tasados en los que cabe acogerse a una prórroga.
El 19 % de las masas de agua subterránea ya se da por hecho que no se cumplirán y no se espera que puedan alcanzar un buen estado hasta dentro de una década o más. Para el 8 % se da un plazo a 2039 y más allá.
La extensión de las 353 masas de agua subterránea en mal estado supera los 140.000 kilómetros cuadrados, lo que supone un impacto que abarca casi el 40% de la superficie total que ocupan las masas de agua subterránea en España.
En Tablas de Daimiel, solo 50 de las casi 2.000 hectáreas de zona inundable tienen agua y la falta de lluvias ha acabado con el 80 % de las lagunas. En Doñana, la última laguna permanente se secó a principios de septiembre a causa de la sequía y la sobreexplotación. En Murcia, el Mar Menor tendrá personalidad jurídica propia después de años de abusos. Sin embargo, la falta de interés en las aguas subterráneas ha provocado el desastre.
El 27 % de las masas de agua subterránea en España se encuentran en mal estado cuantitativo –se extrae más agua de la que es capaz de reponer el ciclo natural– y el 30 % en mal estado químico con niveles de nitratos, plaguicidas o metales por encima de los niveles máximos para la salud química.
En el acuífero de los Arenales, uno de los más grandes de España, el arsénico ha contaminado las aguas hasta el punto de que los habitantes de algunos municipios de la zona tienen que utilizar agua embotellada para asearse.
Julio Barea, responsable de la campaña de Agua de Greenpeace explica que las masas de agua subterránea son cruciales. «El 30 % de la población española se abastece de estas aguas y este porcentaje será mayor según aumenten las sequías y se reduzcan las precipitaciones. Cuando nuestros embalses se sequen, en el interior tendremos que tirar de las reservas de agua subterránea», añade.
El descuido de las masas de aguas subterráneas es tal que el 22 % de ellas no dispone de un sensor que mida la evolución del nivel del agua que permita, por tanto, conocer con detalle su estado cuantitativo en base al nivel freático.

Recelos de Europa

La Directiva Marco del Agua exige que todas las masas estén en buen estado para 2027, pero Europa ya sospecha que España no va a cumplir estas exigencias. En 2020, la Comisión comunicó a nuestro país un dictamen por el incumplimiento de la Directiva en la protección de aguas frente a la contaminación por nitratos.
Parte de las medidas del Segundo Ciclo Hidrológico que se propusieron para modificar la situación de los acuíferos españoles no se ha iniciado y el 19 % de las masas subterráneas no van a poder cumplir los objetivos para 2027.
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