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05 de mayo de 2024

Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia

Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de FamiliaAdolfo Enriquez / SEMG

Entrevista a Lorenzo Armenteros

La Atención Primaria, en crisis: «Somos un muro de contención que hace que los hospitales no se desborden»

En la segunda convocatoria MIR, solo 71 facultativos han escogido la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria

La segunda convocatoria del MIR 2023 no ha sido gratificante para los médicos de Familia. Sólo 71 profesionales han elegido la especialidad, por lo que 131 plazas se han quedado desiertas. Lorenzo Armenteros, médico de familia y portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, explica a El Debate los problemas que esto generará en un futuro y por qué cada vez menos médicos MIR apuestan por la especialidad que abarca «todo».
¿A qué se debe la baja demanda de los MIR en Atención Primaria?
–Las plazas aumentaron, pero no se cubren y esto es muy dramático. En primer lugar, tiene que hacerlo ver las comunidades autónomas y los ministerios implicados.
Otra de las causas es también la forma de adjudicación. Ahora es telemática y eso no es positivo, porque lo que van escogiendo es un número limitado en el que, ya de entrada, descartan aquello que no quieres. Antes, cuando se hacía presencial tenías que coger las plazas o negarlas, pero las tenías allí. De esta forma, se obligaba a que pensases que te quedabas sin plaza.
Después están los sitios que no quieren porque consideran que son los que reúnen peores condiciones, y esto no es así. En Lugo, donde yo trabajo, hay un gran hospital y tiene unos magníficos centros y muy buenos tutores. Pero claro, eso no se lo puedes explicar a alguien de Badajoz o de Gran Canaria.
–Doctor, ¿influye en las decisiones de los doctores MIR las condiciones de la Atención Primaria?
–El motivo primordial es que los aspirantes huyen de la Atención Primaria porque las condiciones que se van, a prestar de trabajo, son malas y no se ve una perspectiva de futuro y de intencionalidad política de mejorarlas. Entonces prefieren arriesgarse a estar otro año estudiando o coger una plaza en el hospital que les presupone más estabilidad y más condiciones adecuadas para ejercer un trabajo, siendo una de las especialidades más completas, con una gama de atenciones y de posibilidades, no solamente de trabajar en lo que hay ahora mismo, sino de innovar, que cada vez tiene más papel relevante.
Cada vez tenemos más posibilidad de tener herramientas para tratar la insuficiencia cardíaca, las técnicas nuevas que tenemos para tratar la diabetes. Para todo lo que es la cronicidad cada vez tenemos más, pero falta toda la voluntad política de darle a estos contenidos y que las condiciones sean dignas. Que no se trabaje con horarios infinitos, con un número de pacientes que son inabarcables. Esto tiene que cambiar y se tiene que ver y lo tienen que ver factible los futuros médicos para que esta especialidad sea atractiva.
Muchos tampoco la conocen, ellos están imbuidos en lo que es la atención hospitalaria y no conocen las posibilidades que tiene una especialidad como Atención Primaria. Es desconocida en la carrera y desconocida después de la carrera.
–Basándonos en la última frase, ¿cuáles son los aspectos positivos o motivadores destacarías de la especialidad y le explicaría a futuros MIR?
–Hay un aspecto fundamental que es que el que tiene el concepto total de un paciente, no solo de un paciente como enfermo, sino en toda su familia y en muchos de los casos. El paciente para Atención Primaria es el paciente incompleto, no la enfermedad, por lo que ponemos por delante al paciente.
En este sentido, conocemos al paciente y las enfermedades que va teniendo a lo largo de su vida. Cuando estás en otra especialidad, te conocen porque tienes un problema renal, un problema en el ojo o un problema en la garganta, ven el proceso, nosotros vemos al paciente, por lo que al cabo de sus vidas vemos diferentes procesos.
Tenemos el añadido de la cercanía y la accesibilidad. Por lo que cuanto más medios no den para que lo podamos hacer mejor, más agradable se va a sentir en el paciente. De hecho, muchas veces me personalizan como algo que tienen dentro de su vida, su profesión y su familia. Somos los médicos que les entienden, les cuida y una palabra muy importante que les acompaña.
Yo soy un enamorado de mi profesión y me da mucha tristeza. Estoy muy triste por lo que ha ocurrido en Lugo. En la segunda vuelta de 20 plazas que había sólo se ha recuperado una, se han quedado 19 sin cubrir y no nos damos cuenta de lo dramático que puede ser el futuro.
Si no hay un recambio generacional o si no hay una buena Atención Primaria, una sanidad pública, no sigue en las condiciones que tenemos. Imagina que por cada dolor de garganta vayan a los centros hospitalarios, en esa atención de urgencias pequeñas se podrá perder un infarto. Eso es un peligro para la Sanidad y para los pacientes. Somos ese muro de contención que hace que los hospitales no se desborden.
–¿Cómo se podrían paliar los efectos negativos para que en un futuro sea una especialidad con más médicos?
–Tiene que producirse ese pacto nacional de la Sanidad y que no se convierta en elemento de lucha política, que se convierta en algo vital para cualquier gobierno de un país y que esté en los primeros puestos. Cuando la Sanidad ocupe el puesto que se merece tendrán que darse cuenta de que para que vuelva a ser importante habrá que reforzar la Atención Primaria. No solamente un refuerzo en recursos humanos, sino en calidad y en el trabajo realizamos.
Nosotros con más recursos tendremos más capacidad resolutiva, mejor atención a los pacientes y se verá una reducción de las visitas del hospital, porque podremos resolver partes de Atención Primaria. No obstante, eso pasa por más inversión en recursos económicos y en recursos humanos, sobre todo.
Por otro lado, también tiene que haber un cambio de la política que se hace con la Atención Primaria, que pase del olvido a la preferencia, a estar en el primer lugar, a recuperar todo lo que ha perdido. Ya no pedimos nada más que recuperar lo que se ha aprendido en estos 15 años. Si consiguiéramos recuperarlo, sería suficiente para tener unas condiciones más dignas de trabajo y cuando esto se convierta en algo digno, los aspirantes verán que se trabaja en buenas condiciones, en trabajos gratificantes.

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