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01 de mayo de 2024

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Persona en una báscula de pesoFreepik

Encuesta OPEN

El 38 % de los profesionales sanitarios tiene prejuicios contra las personas con obesidad

Los profesionales clasifica la enfermedad como un proceso reversible consecuencia de unas malas elecciones personales activas y habituales por parte del sujeto

Dos tercios de los profesionales sanitarios no percibe aún la obesidad como una enfermedad crónica, un 38 % reconoce incluso tener prejuicios contra los pacientes y un 23 % considera que es debido a las «malas elecciones» de estos, aunque la mayoría admite que les falta tiempo y recursos para atenderles como necesitan.
Así se desprende de la encuesta mundial realizada por la red OPEN (Obesity Policy Engagement Network) a profesionales sanitarios y responsables de las tomas de decisiones sobre atención sanitaria de España, Italia, Alemania, Canadá, Australia, Brasil, Malasia y Turquía.
El 37,8 % de la población española tiene sobrepeso y el 16 %, obesidad, que se prevé llegue al 29,4 % en 2030, pero, de acuerdo con la encuesta, presentada este martes, el 63 % de los profesionales sanitarios no la percibe como una enfermedad crónica.

Causa aún desconocida

Una cifra que sería posible revertir con formación, aunque solo el 46 % ha recibido 20 horas lectivas o más sobre el tema.
«Conocer la obesidad desde el punto de vista científico claramente va a cambiar la percepción y entender que el paciente con obesidad es un paciente con una enfermedad crónica, que le va a conducir a otras grandes enfermedades como diabetes o cáncer, y a otras muchas alteraciones en la fertilidad o artrosis», ha resumido Susana Monereo, miembro de OPEN España y responsable de la Unidad de Obesidad, Metabólico y Endocrino del Hospital Ruber Internacional.
Según el estudio, un 23 % de los profesionales clasifica la obesidad como un proceso reversible consecuencia de unas malas elecciones personales activas y habituales por parte del sujeto.
Para un 15 %, es una enfermedad temporal debida a multitud de factores, un 14 % la describe como un proceso reversible provocado por las circunstancias que rodean a la persona (bajo nivel socioeconómico, falta de espacios verdes...) y un 9 % cree que es por un mal estado de salud general.
A pesar de las investigaciones y la revolución que están suponiendo los nuevos fármacos, aún se desconoce qué ha generado esta epidemia que va en aumento. «Hay factores genéticos, ambientales, sociales, pero la causa real todavía no la conocemos, por lo que no podemos pedir que sean los pacientes los que salgan por sí mismos de esta situación», ha puntualizado la doctora.
Sí que ha aumentado el sedentarismo o el consumo de alimentos poco saludables como los procesados, que han supuesto «un cambio muy importante de binomio entre la actividad física y la ingesta», pero también ha cambiado el estrés vital.
Además de la enfermedad, estos pacientes acarrean un estigma social como ningún otro, incluso desde el propio sistema sanitario: el 38 % de los profesionales reconocen tener prejuicios contra ellos.
Por tanto, es necesario cambiar el discurso y dejar claro que «la obesidad no es una enfermedad aberrante, es una enfermedad de la que el paciente no tiene la culpa y de la que no es capaz de escapar por sí mismo si no es con un tratamiento médico», ha subrayado Felipe Casanueva, miembro de OPEN España y profesor emérito de Medicina de la Universidad de Santiago.

El 41 % se culpa de su enfermedad

Esta situación lleva a que los profesionales sanitarios hablen de manera proactiva de la obesidad con sólo la mitad de sus pacientes con signos o riesgo de padecerla; tras esa conversación, el 41 % de estas personas cree que es responsable de su problema, el mismo porcentaje entiende que es una enfermedad y un 49 % es consciente de que corre mayor riesgo de sufrir otras patologías.
Dos tercios de los profesionales, no obstante, comparten que la atención no está bien organizada: el 89,5 % sabe que hay guías clínicas, pero solo el 47 % las habían consultado y el 28 % las consideraban inadecuadas.
Asimismo, el 57 % de los pacientes no tienen documentada la enfermedad como crónica en su historial. En general, «no son pesados y tallados, con lo cual el dato del exceso de peso no figura en sus informes clínicos. Esto debería ser corregido», ha sentenciado el doctor.
Más del 70 % de los trabajadores sanitarios achaca a la falta de tiempo y de recursos humanos la falta de una atención adecuada.
Ante esta situación, los expertos han emplazado a aumentar la formación y los recursos y a sacar un Plan Nacional de Obesidad, como existe para otras enfermedades, que asigne fondos públicos para el diagnóstico y la atención de estos pacientes.
«Va llegando el momento en que las autoridades sanitarias hagan una reflexión de por qué han fracasado las medidas previas de prevención que se han tomado, y una forma muy buena sería que el Ministerio de Sanidad se reuniera con las sociedades científicas porque, mientras no sea un problema de país, no tenemos ninguna forma de atajar la epidemia de la obesidad», ha concluido Casanueva.
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