Mejoras en la productividad y eficiencia operativa de la industria ayudan a evitar el desperdicio
1 de cada 10 personas no accede a los alimentos que desea o cambia su dieta por falta de recursos
Los datos globales son alarmantes: más de 670 millones de personas pasan hambre en el mundo
Una de cada diez personas en España, cerca de 4,7 millones, sufre inseguridad alimentaria leve o moderada. Esto significa que muchas familias no pueden acceder a los alimentos que desean o deben modificar su dieta por falta de recursos.
El aumento del precio de la cesta básica, la precariedad laboral y el alto coste de la vivienda han relegado la alimentación a un segundo plano en los hogares con menos ingresos. «Sabemos el impacto que tiene la alimentación sobre la salud física y emocional. Una dieta insuficiente o basada en productos ultraprocesados compromete el bienestar, especialmente de la infancia», explica María Martínez, responsable del programa por el derecho a una alimentación saludable, sostenible e inclusiva de Cáritas Española.
Más allá de los datos, Cáritas pone el foco en la experiencia de las personas. «Nos preocupa cómo se produce la ayuda alimentaria. Cuando alguien tiene que hacer cola para recibir comida o no puede elegir sus alimentos, el derecho a alimentarse parece un privilegio o un favor», añade Martínez.
Por ello, Cáritas impulsa un modelo basado en derechos, que sustituye la entrega de alimentos en especie por ayudas económicas personalizadas, permitiendo a las familias gestionar su presupuesto y elegir los productos más adecuados a su salud, cultura y costumbres. Este enfoque fomenta la autonomía, la autoestima y el consumo local y sostenible, reduciendo además el desperdicio alimentario.
A nivel internacional, Cáritas Española defiende el Derecho a la Alimentación en comunidades rurales de 14 países, con una inversión de 4 millones de euros en 2024. Sus proyectos promueven la agricultura sostenible, mejoran conocimientos agropecuarios y fomentan hábitos alimentarios saludables, tanto en contextos de desarrollo como en situaciones de guerra o emergencia.
Los datos globales son alarmantes: más de 670 millones de personas pasan hambre en el mundo. En África, el 20,2 % de la población sufre subalimentación, y se prevé que en 2030 el 60 % de las personas afectadas por el hambre vivan en este continente. La inflación de los alimentos desde 2020 ha encarecido las dietas saludables y hecho más accesibles los productos ultraprocesados.
«Necesitamos visibilizar la inseguridad alimentaria y avanzar hacia una protección social que garantice una alimentación sana, suficiente, diversa y no discriminatoria», reclama Martínez.
Cáritas insta a las administraciones públicas a adoptar modelos inclusivos y sostenibles que reconozcan la capacidad de las personas para gestionar sus recursos y garanticen su derecho efectivo a una alimentación digna. «Es esencial que las administraciones se comprometan y aseguren ayudas económicas que permitan a las familias decidir y administrar su compra», concluye.